jueves, 25 de octubre de 2012

TEATRO CERVANTINO




INTRODUCCIÓN: para hablar del teatro de Cervantes antes debemos saber quien fue este autor y conocer algunos de los rasgos de su época. Miguel de Cervantes Saavedra nació en la ciudad de Alcalá de Henares. No se sabe que día exactamente pero posiblemente fue el 29 de septiembre, fiesta de San Miguel pero sí es seguro que fue bautizado el 9 de octubre de 1547 en la iglesia parroquial de Santa María la Mayor. Su padre, Rodrigo de Cervantes, era médico cirujano; de su madre, Leonor de Cortinas, no hay casi datos. Miguel acompañó a su padre a Valladolid, Córdoba, Sevilla y Madrid. Se supone que el escritor estudió con los jesuitas de Córdoba o de Sevilla y quizás también en la Universidad de Salamanca. Fue discípulo en el Estudio de Madrid del maestro Juan López de Hoyos, pues al publicar éste en 1569 unas Exequias a la muerte de la reina Isabel de Valois, incluyó unas composiciones de Cervantes a quien llama "nuestro caro y amado discípulo". Cervantes viaja a Italia, quizá para escapar de la justicia a consecuencia de un duelo, y entra al servicio de monseñor Giulio Acquaviva. En 1570 Cervantes inicia su vida soldadesca, enrolándose en la compañía de Diego de Urbina, del tercio de Miguel de Moncada. Pasa un año y a pesar de estar enfermo de calenturas, pelea heroicamente en la batalla de Lepanto contra los turcos, en la que es herido por dos arcabuzazos en el pecho y la mano. Luego de sanar sus heridas se reincorpora a la compañía de Manuel Ponce de León, del tercio de don Lope Figueroa.
         En 1575 de regreso a España, la galera Sol en que viajaba es apresada por los turcos y Cervantes, junto con su hermano Rodrigo, es tomado prisionero y llevado cautivo a Argel. Su hermano es liberado a los dos años pero Miguel intenta fugarse varias veces, en el tercer intento, es condenado a recibir dos mil palos. Por suerte, la sentencia no se ejecutó porque en 1580 fue liberado del cautiverio por las aportaciones de los comerciantes cristianos en Argel.
De nuevo en España, se traslada a Portugal con el propósito de que le reconozcan  sus servicios militares. Le envían en misión secreta a Orán. De regreso a Madrid, pretende irse a las Indias, sin lograrlo. Está escribiendo ya "La Galatea" y, sin duda, algunas de sus primeras piezas de teatro.
 En 1584, Cervantes se casa con Catalina de Salazar y Palacios, dieciocho años más joven que él, y se establece en Esquivias, lugar de su mujer. Antes ha tenido una  hija, Isabel de Saavedra, fruto de sus relaciones con Ana Vallafranca (o Franca) de Rojas. "La Galatea" ya está acabada, y también, posiblemente, "Los tratos de Argel" e incluso "La Numancia".
 En 1585  se publica "La Galatea" y en 1587, Cervantes deja  "la pluma y las comedias " y se establece en Sevilla como comisario real de abastos, al servicio de Antonio Guevara, proveedor de las galeras reales, y en concreto de la armada que se preparaba contra Inglaterra.
En el año 1588  escribe las dos "Canciones" a la armada que fue contra Inglaterra.
Tres años después Cervantes es encarcelado en Castro del Río por el corregidor de Ecija. Contrato con  Rodrigo Osorio por el que se compromete a escribir seis comedias como las mejores de sus contemporáneos.
Luego, se le encarga la misión de cobrar tercias y alcabalas atrasadas en el reino de Granada.
1597  Cervantes va a la cárcel de Sevilla a consecuencia de la quiebra del banquero a quien había confiado sus depósitos.
Más tarde Escribe el soneto famoso "Al túmulo de Felipe II", que Cervantes mismo considera  "honra principal" de sus escritos. Cervantes se halla, quizá desde unos años antes en     Valladolid, al lado de su mujer, sus hermanas Andrea y Magdalena, su sobrina Constanza y su hija Isabel. Se publica en versión manuscrita "Rinconete y Cortadillo" y "El celoso extremeño".
En 1605 publica la primera parte de "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha". La muerte del caballero navarro Gaspar de Ezpeleta a las puertas de su casa y el subsiguiente juicio ofrece una imagen deshonrosa sobre la vida que llevaban las hermanas, sobrinas e hijas de  Cervantes.
Cervantes se traslada con su familia a Madrid, a raíz del cambio de la Corte. Escribe incansablemente y en varios frentes a la vez: continúa el Quijote, novelas cortas, teatro, poesía...
En 1609 ingresa en la congregación de los Esclavos del Santísimo Sacramento del Olivar, de la que ya formaban parte Lope, Quevedo y Espinel. Muere su hermana Andrea.
Cuatro años más tarde salen a la luz las "Novelas ejemplares". Al siguiente año se publica "El viaje del Parnaso".
1615, aparece la segunda parte de "El ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha, y las "Ocho comedias y ocho entremeses nuevos, nunca representados".
El 23 de abril muere en Madrid, en su casa de la calle del León, esquina a la de Francos. Cuatro  días antes ha firmado la dedicatoria del Persiles al Conde de Lemos. Se publican, póstumos, "Los trabajos de Persiles y Sigismunda".
Existen varios retratos que se han supuesto de Cervantes pero ninguno es legítimo,  solo tenemos la descripción que de sí mismo hizo el escritor en el prólogo de sus "Novelas Ejemplares": "Este que veis aquí, de rostro aguileño, de caballo castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corba, aunque bien proporcionada, las barbas de plata, que no ha de veinte años que fueron de oro, los vigotes grandes, la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y essos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos extremos, ni grande, ni pequeño, la color viva; éste digo que es el rostro del autor de "La Galatea" y de "Don Quijote de la Mancha", y del que hizo el "Viaje del Parnaso", a imitación del de César Caporal Perusino, y otras obras que andan por ahí descarriadas, y, quizá, sin el nombre de su dueño. Llámase comúnmente Miguel de Cervantes Saavedra..."
        Entonces podemos decir que Cervantes, nace en uno de los momentos más importantes de la cultura española y de su historia. Vive en las décadas de mayor plenitud y fecundidad de todos los géneros literarios, nace y se forma en los años más sazonados del Renacimiento y prolonga su vida hasta tres lustros bien corridos del siglo XVII, cuando el mundo de las ideas y de las formas renacentistas había evolucionado desde el humanismo universal y paganizante hacia el sentido nacional y católico, desde la contenida severidad del clasicismo a las desbordadas exuberancias del barroco.
         Su obra literaria desde 1585 hasta 1616 abarca las vertientes de ambas centurias, por ello sus obras contraponen y complementan ambas épocas. La mayoría de sus obras abarcan ideas, tendencias, géneros, sensibilidades, problemas y conceptos del mundo. Sólo Cervantes acoge todos los aspectos humanos, todas las porciones de la realidad, todas las aspiraciones e inquietudes, todos los conceptos de la vida, todos los géneros literarios; el hombre concreto de su época y sus raíces eternas, la mezquindad inevitable y el deseo del ideal inalcanzable.
Un rasgo que caracteriza a Cervantes es la comprensión de todas las facetas humanas. Supera todo tiempo y lugar para extender su significado a cualquier época y nación.
Respecto a lo político, Cervantes nació en los días de mayor grandeza política de su nación, cuando finalizaba la vida del Emperador que había dominado Europa y visto alumbrar naciones en la opuesta orilla del mar. Se formó en días de grandeza pero cuando llega a la madurez se precipita la decadencia del poderío español, y los dolores de la patria en derrota corren paralelos a sus tribulaciones personales, a su cautividad a manos de los que contribuyó a vencer, a sus conflictos íntimos de hombre y de escritor, a sus agobios económicos. El fracaso nacional y personal del hombre escritor se suaviza en las páginas del gran novelista con la profundidad de su humorismo, que refresca toda amargura desesperanzada y extiende la sonrisa de su humanísima comprensión sobre todas las quiebras y mezquindades de la existencia.
TEATRO DEL SIGLO XVI AL SIGLO XVII: El teatro del renacimiento desde Juan del Encina hasta Lope de rueda es siempre un diálogo o una sucesión de cuadros dialogados. Cervantes nos ha transmitido exactamente la forma del teatro renacentista: "las comedias eran unos coloquios como églogas entre dos o tres pastores y alguna pastora. Aderezábanlas y dilatábanlas con dos o tres entremeses, ya de negra, ya de rufián, ya de bobo y ya de vizcaíno". Esta descripción se refiere especialmente a Rueda, y lo que se afirma de los personajes - número y clase - conviene sólo a algunas obras de esa época. Lo esencial acerca de las representaciones del Renacimiento, sin embargo, consiste en ser coloquios.
Tanto el diálogo como los cuadros, se presentan perfectamente delimitados y con un contorno preciso; el entremés suele aparecer aislado, como una unidad contenida en sí misma dentro de la comedia pero aunque sea parte de una jornada es fácilmente separable: su función reside en aderezar y sobre todo dilatar la obra. La comedia renacentista, breve o larga es de una gran sencillez y claridad de líneas. No debe convertirse su equilibrio estético en un sentimiento de rigidez, pues el diálogo tiene una suave ondulación, que se anima y agita al compás de las pasiones. La entrada y salida de los personajes, los gustos y movimientos que exclama el coloquio muestran hasta qué punto la palabra dramática se ha escrito para el actor, quien llena de vida esta composición cerrada, la cual va a dar a un final extraordinariamente vital y alegre o a un final trágico y doloroso, o a una gracia inesperada y sorprendente.
El Renacimiento da la impresión de que por primera vez se le ha concedido al hombre el don de la palabra. Hay algo muy juvenil en ese placer lingüístico; a la multiplicidad se une la osadía para pronunciar cualquier palabra, variedad y audacia que iban a ser pronto limitadas i disciplinadas.
Con respecto a los temas debemos decir que el tema religioso continúa, aunque fuertemente secularizado, y continúan las moralidades; el que da el acento, no obstante, es el profano: amor, matrimonio, vida diaria y baja, sucesos extraordinarios colectivos o individuales, fiestas, la mujer y el hombre acompañados de dioses antiguos. El deleite verbal  va  acompañado de ese sentido de lo nuevo, de ver por primera vez la tierra y las plantas, y al hombre, de la gran aventura de mirar y palpar. El Renacimiento ha sido el único momento de asueto del hombre cristiano, siempre entregado al más allá.
Ese sentimiento nuevo se acoge a los poetas latinos - Virgilio, Séneca, Terencio, Plauto- y aún a los griegos: los trágicos y Aristófanes. El contacto es directo pero sobre todo a través de Italia, que envía sus libros y sus comediantes: creadores y cómicos, los cuales no sólo interpretan sino que llegan a la originalidad.
A todo esto hay que agregarle otra nota esencial: la sátira eclesiástica. En el gótico es un producto de la convivencia, de la integración del religioso en la vida social, y así cae sobre él la mirada satírica lo mismo que sobre el caballero o el labrador. En el Renacimiento, no. La sátira, entonces fue una expresión del desmoronamiento eclesiástico. La irrespetuosidad, que llega a ser cruel, con que se trata al caído, muestra que la Iglesia es una institución que ni puede, ni quiere, ni sabe hacerse respetar.
El teatro es una manifestación lúdica y cultural envuelta en la fiesta. El nacimiento del teatro moderno es la separación de la fiesta y la liturgia. En el teatro profano no importa el texto, sino lo corporal, lo gestual, la mímica...lo que se ha llamado parateatro (juglares, diálogos, momos, debates, etc.)
  Todo esto desemboca en el siglo XVI y se aprecia en las obras de Juan del Encina. Éste tiene como modelo el teatro religioso de la Iglesia y con esto construye el teatro navideño.
Con respecto a los espacios teatrales hay una gran diferencia entre la primera y la segunda mitad del siglo XVI. L a primera es una época marcada por el mecenazgo de forma que los autores dependen no tanto de su producción sino del subsidio que reciben de la nobleza. Esto marca la forma de actuar: se depende del público por lo tanto, hay que entretenerlo y agradarle para mantener su atención pero esto supone concesiones.
En la segunda no existe más que un mecenas colectivo, que tiene por nombre público, que es quien soporta solidariamente el hecho teatral pagando su entrada.
Hay obras que se representan en los palacios, otras en salones nobiliarios y también en las iglesias.
TEATRO CERVANTINO: hasta la aparición de Lope, ningún escritor de teatro español puede compararse con Cervantes.
Se desconoce el número exacto de las piezas dramáticas que compuso y de las que logró poner en escena. Fue tan apasionado del teatro como de la poesía. En diversos pasajes de sus obras nos habla de esa afición y nos informa de las piezas que escribió. Por ejemplo, en la "Adjunta al Parnaso" se lee este diálogo: "- Y vuesa merced, señor Cervantes- dijo él- ¿ha sido aficionado a la carátula? ¿Ha compuesto alguna comedia? -Sí -dije yo- muchas; y a no ser mías, me parecerían dignas de alabanza como lo fueron "Los Tratados de Argel", "La Numancia", "La Gran Turquesa", "La batalla naval", "La Jerusalén", "La Amaranta o la del Mayo", "El Bosque amoroso", "La Única" y "La bizarra Arsinda" , y otras muchas de que no me acuerdo. Mas lo que yo más estimo y de la que más me precio fue y es de una llamada "La Confusa", la cual con paz sea dicho de cuantas comedias de capa y espada hasta hoy se han representado, bien puede tener lugar señalado por buena entre las mejores. Y agora, ¿tiene vuesa merced algunas?  -  Seis  tengo, con otros seis entremeses.- Pues ¿por qué no se representan?- Porque ni los autores me buscan, ni yo les voy a buscar a ellos. - No deben de saber que vuesa merced las tiene. - Sí, saben; pero como tienen sus poetas paniagudos y les va bien con ellos, no buscan pan de trastrigo. Pero yo pienso darlas a la estampa, para que se vea de espacio lo que pasa apriesa, y se disimula o no se entiende cuando las representan, y las comedias tienen sus sazones y tiempos, como los cantares".
En el Prólogo de sus "Ocho comedias y ocho entremeses nuevos nunca representados", escribe entre otras cosas lo siguiente: "... me atreví a reduzir las comedias a tres jornadas, de cinco que tenían; mostré, o, por mejor dezir, fui el primero que representasse las imaginaciones  y los pensamientos escondidos del alma, sacando figuras morales al teatro, con general y gustoso aplauso de los oyentes; compuse en este tiempo hasta veynte comedias o treynta, que todas ellas se recitaron sin que se les ofreciesse ofrenda de pepinos ni de otra cosa arrojadiza: corrieron su carrera sin silvos, gritos ni baraúndas...".
Con esto, tenemos suficiente de que antes de las "Ocho comedias..." habrían salido de la pluma de Cervantes sobre unas treinta comedias. Sin embargo, de todas ellas nos son conocidas dos: "Los tratos de Argel " y "La Numancia". Sumadas éstas a las "Ocho comedias y los ocho entremeses, publicados en los últimos años de su vida, dan un total de dieciocho piezas, producción considerable en sí misma pero que, como vemos debió ser mucho mayor.
Se distinguen dos etapas en el arte dramático de Cervantes: la primera, se inició con el regreso a España después del cautiverio, respetuosa todavia con las normas del dominante clasicismo, está representada por "Los tratos de Argel" y "La  Numancia", y pertenece al período anterior a Lope de Vega. A la segunda época corresponden las obras incluidas en el volumen publicado, cuando ya se había alzado Lope con la " monarquía" de la comedia.
No es fácil, delimitar con exactitud ambos períodos. Además no es seguro que las dos obras conservadas hayan llegado en una primera redacción; y entre ellas las llamadas de la "segunda época" tampoco puede afirmarse que no pertenezcan algunas a tiempos anteriores. Schevill y Bonilla advierten que en el teatro de Cervantes no pueden establecerse dos solamente sino bastantes fórmulas estéticas.
Según estos mismos autores, es raro, que Cervantes en la "Adjunta al Parnaso" sólo mencionara comedias de su primer período, siendo así que en aquella fecha -1614- debía de tener ya preparadas para la imprenta las contenidas en el volumen de 1615. Cervantes deseaba publicar las "Ocho Comedias" como nuevas y ajustadas a los cánones y gustos dominantes; por todo esto es probable que "algunas de las comedias viejas, vestidas de nuevo, renovados los títulos y acomodadas a los modernos rumbos" figuren en el volumen impreso.
Cuando Cervantes comenzó su producción teatral las comedias se dividían en cuatro actos (la mayoría), por lo tanto, no es del todo improbable que Cervantes introdujera la norma de los tres actos pero su reducción no se efectuaría desde los cinco actos, sino desde los cuatro.
La segunda autoatribución de Cervantes es la de las figuras morales, que él se jacta de haber sacado a escena por primera vez. Según Schevill y Bonilla ya existían casos de "figuras morales" llevadas a escena pero Cervantes tal vez creyó ser el primero en darle más cuerpo, más verdad, mayor peso moral e intelectual en la trama de sus comedias.
La preocupación de Cervantes por el teatro y su íntimo convencimiento de haber fracasado en él se convierten en tema casi obsesivo, que aparece una y otra vez en la mayoría de sus obras. Del conjunto de las ideas expuestas por Cervantes en sus obras podemos extraer dos consecuencias básicas: primera, la escasa consistencia o densidad del pensamiento teórico de Cervantes sobre el arte dramático, pensamiento dictado por su resentimiento de autor fracasado contra su triunfador rival, Lope de Vega. Segunda, la falta de adecuación entre sus palabras y sus obras, puesto que en sus comedias se sirve muchas veces de los mismos recursos que censuraba en los demás. Bastaba que quedara de manifiesto el pensamiento del autor y esto lo logra siempre.
A Cervantes no le interesaba la trama, sino que sus obras son esencialmente de caracteres, de vida directamente observada, de pasiones con calor de verdad. A Cervantes le interesaba por encima de todo la "verosimilitud esencial" de los hechos que se llevaban a escena. A diferencia del teatro de Lope en el cual se le daba importancia a la intriga, Cervantes percibe un drama de caracteres y pasiones.
Sus obras dramáticas ofrecen una gran riqueza psicológica e ímpetu pasional que las elevan a un nivel muy alto.
De la primera etapa de su producción dramática conocemos las siguientes obras:
·        "Los tratos de Argel"
·        "La Numancia"
Mientras que en la segunda época Cervantes cultivó los tipos de comedias ya en boga:
·        "La casa de los celos y selvas de Ardenia" y "El laberinto de amor" (comedias de intriga)
·        "La entretenida" (comedia de capa y espada)
·        "El rufián dichoso" (comedia de santos)
·        "Pedro de Urdemalas" (escenificación del mundo de la novela picaresca)

Opina como ya vimos anteriormente en sus palabras que los autores de comedias no buscan dramaturgos nuevos, sino que se conforman con los "poetas" que tienen. Dice también que su teatro es para la imprenta.
No podemos entender el teatro de Cervantes sin tener en cuenta el teatro de Lope de Vega: Cervantes y Lope mantuvieron una buena relación en los comienzos pero esto cambio cuando Cervantes comprobó que su teatro no tenía éxito en los corrales (lugar donde se hacían las representaciones teatrales del Barroco). Además, Lope dijo que Cervantes era el peor dramaturgo. Así la amistad pasa a enemistad, relación que se mantendrá hasta el fin de sus días.
Cervantes se nos manifiesta como un terrible aristotélico y como un cerrado moralista católico pero esto no es real sino que lo hace para criticar la técnica de Lope de Vega y su Comedia Nueva. Critica a Lope hasta en los más pequeños detalles: el teatro de Lope termina con casamientos, y el suyo no.
Según algunos críticos de las obras teatrales de Cervantes, éste se enfrenta a cinco limitaciones impuestas por las preceptivas clásicas:
1.      La limitación de la expresión del personaje en el uso del lenguaje: el decoro frente a la polifonía.
2.      La devaluación y subordinación del sujeto en la fábula, como principio estructural y teleológico de los hechos.
3.      La construcción del personaje como resultado de la voluntad de un orden moral trascendente e inmutable.
4.      La reducción del personaje teatral a un arquetipo lógico de formas de conducta.
5.      La negación de la experiencia subjetiva del personaje en las formas del lenguaje dramático.

A continuación tomaré dos de las comedias de Cervantes y analizaré un diálogo de cada una de ellas.
"EL RUFIÁN DICHOSO": esta obra es un drama presentado en tres actos y escrito en verso. Fue publicado en 1615 dentro de las "Ocho comedias y ocho entremeses". Es el único de carácter religioso de todas las obras teatrales de Cervantes.
El protagonista es Cristóbal de Lugo, que desde las encrucijadas de Sevilla pasó a la santidad, ganando un alma para el Paraíso y ofreciendo a Dios sus propios méritos y cargando con las culpas de una pecadora impenitente.
El primer acto de la comedia es un recordatorio de los cuadros picarescos de la vida disoluto de Lugo, que como espadachín violento, y acompañado de su criado Lagartijo, domina la mal vida sevillana y es respetado por los malandrines y por los oficiales de justicia.
Pero llega un momento en que su bondad sale a la luz y se rebela contra el mal y da a conocer el rapto de una mujer, avisando a su marido.
El segundo acto se ambienta en México. Se nos presenta al antiguo rufián y a su criado con los hábitos de fray Cristóbal de la Cruz y fray Antonio. Una pecadora llamada Ana de Treviño, en trance de muerte, rechaza la confesión. Cristóbal va a casa de la mujer y logra conmoverla ofreciendo, para salvarla, sus sacrificios a Dios, tomando sobre sí las culpas de la pecadora.
El último acto nos representa la penitencia de fray Cristóbal, que redimirá todos los pecados de Ana padeciendo los males del cuerpo y las más insidiosas tentaciones hasta su santa muerte, asistido por el prior y los religiosos.
Análisis del diálogo entre la "Comedia" y la "Curiosidad":
Curiosidad: Comedia
Comedia:     Curiosidad,
                          ¿qué me quieres?
Curiosidad:                           Informarme
                          qué es la causa por que dejas
                          de usar tus antiguos trajes,
                          del coturno en las tragedias,
                          del zueco en las manuales
                          comedias, y de la toga
                          en las que son principales;
                          cómo has reducido a tres
                          los cinco actos que sabes
                          que un tiempo te componían
                          ilustre, risueña y grave;
                          aora aquí representas,
                          y al mismo momento en Flandes;
                          truecas sin discurso alguno
                          tiempos, teatros, lugares.
                          Veóte y no te conozco.
                          Dame de ti nuevas tales
                          que te vuelva a conocer,
                          pues que soy tu amigo grande.
Comedia:     Los tiempos mudan las cosas
                          y perficionan las artes,
                          y añadir a lo inventado
                          no es dificultad notable.
                          Buena fui pasados tiempos,
                          y en éstos, si los mirares,
                          no soy mala, aunque desdigo
                          de aquellos preceptos graves
                          que me dieron y dejaron
                          en sus obras admirables
                          Séneca, Terencia y Plauto,
                          y otros griegos que tú sabes.
                          He dejado parte dellos,
                          y he también guardado parte,
                          porque lo quiere así el uso,
                          que no se sujeta al arte.
                          Ya represento mil cosas,
                          no en relación, como de antes,
                          sino en hecho, y así, es fuerza
                          que haya de mudar lugares;
                          que como acontecen ellas
                          en muy diferentes partes,
                          voime allí donde acontecen,
                          disculpa del disparate.
                          Ya la comedia es un mapa
                          donde no un dedo distante
                          verás a Londres y a Roma,
                          a Valladolid y a Gante.
                          Muy poco importa al oyente
                          que yo en un punto me pase
                          desde Alemania a Guinea
                          sin del teatro mudarme;
                          el pensamiento es ligero:
                          bien pueden acompañarme
                          con él doquiera que fuere,
                          sin perderme ni cansarse.
                          Yo estaba aora en Sevilla,
                          representando con arte
                          la vida de un joven loco,
                          apasionado de Marte,
                          rufián en manos y lengua,
                          pero no que se enfrascase
                          en admitir de perdidas
                          el trato y ganancia infame.
                          Fue estudiante y rezador
                          de psalmos penitenciales,
                          y el rosario ningún día
                          se le pasó sin rezalle.
                          Su conversión fue en Toledo,
                          y no será bien te enfade
                          que, contando la verdad,
                          en Sevilla se relate.
                          En Toledo se hizo clérigo,
                          y aquí, en Méjico, fue fraile,
                          adonde el discurso aora
                          nos trujo aquí por el aire.
                          El sobrenombre de Lugo
                          mudó en Cruz, y es bien se llame
                          fray Cristóbal de la Cruz
                          desde este punto adelante.
                          A Méjico y a Sevilla
                          he juntado en un instante,
                          surciendo con la primera
                          ésta y la tercera parte:
                          una de su vida libre,
                          otra de su vida grave,
                          otra de su santa muerte
                          y de sus milagros grandes.
                          Mal pudiera yo traer,
                          a estar atenida al arte,
                          tanto oyente por las ventas
                          y por tanto mar sin naves.
                          Da lugar, Curiosidad,
                          que el bendito fraile sale
                          con fray Antonio, un corista
                          bueno, pero con donaires.
                          Fue en el siglo Lagartija,
                          y en la religión es sacre,
                          de cuyo vuelo se espera
                          que ha de dar al Cielo alcance.
Curiosidad: Aunque no lo quedo en todo,
                          quedo satisfecho en parte,
                          amiga; por esto quiero,
                          sin replicarte, escucharte.
"Tuve otras cosas de que ocuparme- dice Cervantes en su prólogo-, dejé la pluma y las comedias, y entró luego el monstruo de naturaleza, el gran Lope de Vega alzóse con la monarquía cómica". ¿Cervantes aceptó con todas sus consecuencias el nuevo estilo? Podemos contestar esta pregunta luego de leer esta obra donde Cervantes que en boca del canónico se había burlado de las  infracciones de unidades de lugar y tiempo, concibe una gran unidad de drama en la vida y en el estudio psicológico de un matón sevillano, que acaba siendo un fraile penitente y santo en tierras de Nueva España. La justificación de esto se encuentra en este diálogo, tras el acto primero que transcurre en Sevilla, aparecen "dos figuras de ninfas vestidas bizarramente, cada una con su tarjeta en el brazo; en la una vieneescrito "Curiosidad", en la otra "Comedia".
El diálogo comienza con el saludo de ambas y en seguida la "Comedia" le pregunta a la "Curiosidad", para "¿qué me quieres?". A lo que la primera responde que necesita saber "¿por que dejas de usar tus antiguos trajes", es decir porque ha renovado sus vestimentas y sus calzados. Continúa diciendo: "...del coturno en las tragedias, del zueco en las manuales comedias, y de la toga en las que son principales". Con esto reafirma la primer idea pero la especifica. Al decir "coturno" se refiere a un antiguo calzado alto de suela de corcho sujetos por cintas de cuero u otro material utilizado en el periodo de la antigua Roma. Los coturnos tenían la función de proporcionar altura al actor que representaba personajes nobles elevándolo por encima del coro y equiparándolo a las grandes dimensiones de la máscara, convirtiéndolo así en un personaje enorme. De este modo, se acrecentaba también la impresión sobre el público. El coturno era utilizado en las representaciones de la tragedia calzados por los actores en neta oposición al "zueco" (socco o soccus), que como dice Cervantes era reservado para "las manuales comedias". Covarrubias explica: "Antiguamente fue el calzado de los comediantes, como lo era el coturno de los trágicos". A. López Pinciano, por su parte dice: "De tres formas y maneras salían al teatro los actores antiguos y representantes: o en chapines altos, que decían coturnos, o en mulillas, que decían zuecos, o a pie llano, que decían planipedia. Los coturnos y chapines altos usaban los trágicos en las personas trágicas y graves; las mulillas y zuecos, en los cómicos y ciudadanos...". Por último, al decir "toga en las que son principales", se refiere a la vestimenta distintiva de la Antigua Roma consistente en una larga tela de alrededor de 6 metros de longitud. Se portaba enrollada alrededor del cuerpo de una manera especial, generalmente colocada sobre una túnica. La toga estaba hecha de lana, y la túnica bajo ésta era por lo general de lino. Los ricos la llevaban de lana muy fina y blanca salvo en casos de luto, y los pobres de lana burda y oscura. Los cónsules, pastores y triunfadores la usaban con rayas de colores diversos y bordado de oro. Cuando estaban de luto o durante períodos de calamidad pública, los romanos cambiaban la toga blanca por una de color negro o gris intenso. Todo ciudadano romano usaba la toga, excepción hecha de los criminales que habían sido condenados. En la mayor parte de la historia de Roma, la toga fue usada exclusivamente por hombres, mientras que las mujeres vestían la stola. Los ciudadanos no romanos tenían prohibido usar toga. Hasta aquí está la "Curiosidad" cuestiona a la "Comedia" con respecto a la vestimenta y al calzado, como ya dijimos anteriormente.
A continuación plantea el tema de la división de actos y la cantidad de estos en cada comedia: "cómo has reducido a tres los cinco actos que sabes que un tiempo te componían ilustre, risueña y grave".
Prosigue cuestionando como es posible que se pase de un lugar a otro en un instante, dice: "aora aquí representas, y al mismo tiempo en Flandes"; y cierra esta idea con los versos siguientes "truecas sin discurso alguno tiempos, teatros, lugares".
Cervantes dice por medio de la "Curiosidad" que ve a la "Comedia" y no la reconoce y que quiere volver a conocerla. Cierra este reproche de barajar escenas dramáticas y cómicas e ir en contra de los preceptos clásicos y que salte frecuentemente de lugar, diciéndole la "Curiosidad" a la "Comedia":  "soy tu amigo grande". Aquí vemos que se usa la voz masculina aunque debería decir "amiga", esto es porque se mantiene la lección originaria.
Termina el parlamento de la "Curiosidad" y la "Comedia" responde: "Los tiempos mudan las cosas y perficionan las artes, y añadir a lo inventado no es dificultad notable...no soy mala, aunque desdigo de aquellos preceptos graves que me dieron y dejaron en sus obras admirables Séneca, Terencio y Plauto...". Aquí vemos que Cervantes pretende justificar su nuevo teatro. Continúa diciendo que si bien el teatro ha dejado de seguir el molde grecolatino también conserva parte de él. Para ello nombra a estos tres grandes escritores : Lucio Anneo Séneca (Latín: Lucius Annæus Seneca), llamado Séneca el Joven (4 a. C. – 65), filósofo, político, orador y escritor romano conocido por sus obras de carácter moralista; Publio Terencio Africano (Publius Terentius Afer), más conocido como Terencio, fue un autor de comedias durante la república Romana. Y, por último, Plauto, no se conoce sino como aproximación la fecha de su nacimiento; se ha fijado la de 254 a. C. por una noticia de Cicerón (Brutus, 60) y sabemos que murió en el consulado de Plauto Claudio y L. Porcio, siendo censor Catón, es decir, en el 184 a. C. Se le atribuyeron hasta 130 obras.
La concesión al "uso", es decir, a las exigencias del espectador es muy transparente.
Continúa justificando la sustitución de la relación por la representación. Esto tiene que ver con que Cervantes quería que las comedias fuesen "espejo de la vida humana, ejemplos de las costumbres e imagen de la verdad", admitía que el teatro no era exactamente la verdad, sino "teatro", es decir, algo con leyes y exigencias propias que tomaba pie en la realidad.
Luego contesta la pregunta sobre por qué y cómo es posible que pase de un lugar a otro sin moverse del teatro. Da una explicación "imaginativa" que justifica los diversos tiempos y lugares, es interesante observar que coincide con la que varias veces da Calderón en sus autos, con el mismo objeto. Cervantes dice que esto es posible porque "el pensamiento es ligero". Con respecto a esto Mateo Alemán reflexiona: "Cuánto distan las obras de los pensamientos!.... Pinto en la imaginación que es el pensar un bonito niño corriendo por lo llano en un caballo de caña, con una rehilandera de papel en la mano; y el obrar, un viejo cano, calvo, manco y cojo, que sube con dos muletas a escalar una muralla muy alta y bien defendida" ("Guzmán de Alfarache", Rico, p.251).
Cervantes dice "disculpa del disparate", se refiere a los saltos de lugar pero no pide disculpas por efectuarlos sino por la tentación de darles tratamientos en breves trazos hechos dramáticos que debían ser tratados más detenidamente.
"Yo estaba aora en Sevilla......", la "Comedia" retoma y reinserta lo que se venía representando en la obra y prosigue la historia, y en todo lo que resta de su discurso se ven las características antes mencionadas. Culmina diciéndole a la "Curiosidad" que deje entrar a su protagonista. A lo que ésta le responde "Aunque no lo quedo en todo, quedo satisfecho en parte". El uso del masculino es para respetar el original, como ya se vio antes. Con esto concluimos que es posible que Cervantes sólo aceptase el sistema de Lope con salvedades y esta última expresión parece tener un valor muy personal.
Por lo tanto, podemos decir que mediante este diálogo Cervantes expresa su preocupación técnica, justifica plenamente las "concesiones" de su nuevo teatro, cómo manejó sus fuentes y la composición de su obra y también los cambios de lugar y el adaptar éstos no a la historia sino a la acción dramática.  Aquí Cervantes expresa lo que para él es el teatro y las características que debe tener.
En otras de sus obras, "PEDRO DE URDEMALAS", Cervantes entabla un diálogo entre el personaje denominado "Autor" y el protagonista de la obra "Pedro". Los personajes están por ensayar una obra que será representada frente al rey y Pedro plantea que quiere ser "farsante" y entabla el siguiente diálogo:
Autor: son muy anchos de conciencia
              vuesas mercedes, y creo,
              por las señales que veo,
              que me ha de faltar paciencia.
              !Cuerpo de mí! ¿En veinte días
              no se pudiera haber puesto
              esta comedia? ¿Qué es esto?
              Ellas son venturas mías.
              Póneme esto en confusión,
              y en un rancor importuno,
              que nunca falte ninguno
              al pedir de la ración,
              y al ensayo es menester
              que con perros y hurones
              los busquen, y aun a pregones,
              y no querrán parecer.
Pedro: ¿Quién un agudo embustero,
              ni un agudo hablador,
              sabrá hacerle mejor
              que yo, si es que hacerle quiero?
Autor: Si no pica de arrogante
            el dómine mucho sabe. 
Pedro: Sé todo aquello que cabe
              en un general farsante;
              sé todos los requisitos
              que un farsante ha de tenrer
              para serlo, que han de ser
              tan raros como infinitos.
              De gran memoria, primero;
              segundo, de suelta lengua;
              y que no padezca mengua
              de galas es lo tercero.
              Buen talle no le perdono,
              si es que ha de hacer los galanes;
              no afectado en ademanes,
              ni ha de recitar con tono.
              Con descuido cuidadoso,
              grave anciano, joven presto,
              enamorado compuesto,
              con rabia si está celoso.
              Ha de recitar de modo,
              con tanta industria y cordura,
              que se vuelva en la figura
              que hace de todo en todo.
              A los versos ha de dar
              valor con su lengua experta,
              y a la fábula que es muerta
              ha de hacer resucitar.
              Ha de sacar con espanto
              las lágrimas de la risa,
              y hacer que vuelvan con [p] risa
              otra vez al triste llanto.
              Ha de hacer que aquel semblante
              que él mostrare, todo oyente
              le muestre, y será excelente
              si hace aquesto el recitante.
No haremos un concepto exhaustivo de este diálogo pero sí lo utilizaremos como complemento del primer diálogo analizado, ya que en el anterior Cervantes da las características que debe i tendrá su teatro mientras que aquí hará la caracterización de cómo debe ser y que requisitos debe tener un hombre para poder ser un farsante, es decir, poder tener un papel de actor en una obra teatral.
Cervantes dice por medio de la boca de Pedro que lo primero que debe tener un buen farsante es una "gran memoria" y esta debe estar acompañado de una gran libertad a la hora de decir las cosas, debe actuar sin preocupaciones y sin pretensiones extras. Si tiene que hacer de galán el farsante debe tener "buen talle".
Debe poder hacer cualquier interpretación, es decir, representar cualquier tipo de personaje, desde un "grave anciano", un "joven presto" hasta un "enamorado compuesto" o "con rabia si está celoso".
Debe recitar tan bien, dice "Pedro" que, se debe transformar en el papel que interpreta, debe sentir su interpretación y hacerla en todos sus aspectos. También debe saber recitar muy bien e incluso darle vida "a la fábula que es muerta".
Luego habla de la mezcla de lo dramático y lo cómico, el farsante debe hacer reír y llorar, y hacer que estas sensaciones se mezclen y cambien repentinamente de un segundo a otro.
Culmina el discurso diciendo que si el farsante logra hacer todo esto, es decir, cumple con todos estos requisitos: "será excelente" en su oficio.
  CONCLUSIÓN: la renovación cervantina fue tan desmesurada que no creó escuela. No es extraño que sucediera así, pues aunque sus sucesores, como Quiñones de Benavente, se inspiraron con frecuencia en Cervantes, no siguieron sus pasos, y se dedicaron a actualizar las convenciones de Lope de Rueda. Y no sólo, como cree Canavaggio, porque el teatro de Cervantes fuera siempre experimental, libre, ajeno a cualquier estereotipo o convención establecida; sino también porque la magnitud y profundidad de sus más felices creaciones escapaba a la comprensión de sus contemporáneos. Al igual que sucede con su novela, habría que esperar muchos años para que se entendiera el alcance inmenso de la aportación dramática de Cervantes

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