INTRODUCCIÓN: para hablar del teatro de Cervantes antes debemos saber quien fue este
autor y conocer algunos de los rasgos de su época. Miguel de Cervantes Saavedra
nació en la ciudad de Alcalá de Henares. No se sabe que día exactamente pero
posiblemente fue el 29 de septiembre, fiesta de San Miguel pero sí es seguro
que fue bautizado el 9 de octubre de 1547 en la iglesia parroquial de Santa
María la Mayor. Su padre, Rodrigo de Cervantes, era médico cirujano; de su
madre, Leonor de Cortinas, no hay casi datos. Miguel acompañó a su padre a
Valladolid, Córdoba, Sevilla y Madrid. Se supone que el escritor estudió con
los jesuitas de Córdoba o de Sevilla y quizás también en la Universidad de
Salamanca. Fue discípulo en el Estudio de Madrid del maestro Juan López de
Hoyos, pues al publicar éste en 1569 unas Exequias a la muerte de la reina
Isabel de Valois, incluyó unas composiciones de Cervantes a quien llama
"nuestro caro y amado discípulo". Cervantes viaja a Italia, quizá
para escapar de la justicia a consecuencia de un duelo, y entra al servicio de
monseñor Giulio Acquaviva. En 1570 Cervantes inicia su vida soldadesca,
enrolándose en la compañía de Diego de Urbina, del tercio de Miguel de Moncada.
Pasa un año y a pesar de estar enfermo de calenturas, pelea heroicamente en la
batalla de Lepanto contra los turcos, en la que es herido por dos arcabuzazos
en el pecho y la mano. Luego de sanar sus heridas se reincorpora a la compañía
de Manuel Ponce de León, del tercio de don Lope Figueroa.
En 1575 de regreso a España, la galera
Sol en que viajaba es apresada por los turcos y Cervantes, junto con su hermano
Rodrigo, es tomado prisionero y llevado cautivo a Argel. Su hermano es liberado
a los dos años pero Miguel intenta fugarse varias veces, en el tercer intento,
es condenado a recibir dos mil palos. Por suerte, la sentencia no se ejecutó
porque en 1580 fue liberado del cautiverio por las aportaciones de los
comerciantes cristianos en Argel.
De nuevo en España, se traslada a
Portugal con el propósito de que le reconozcan
sus servicios militares. Le envían en misión secreta a Orán. De regreso
a Madrid, pretende irse a las Indias, sin lograrlo. Está escribiendo ya
"La Galatea" y, sin duda, algunas de sus primeras piezas de teatro.
En 1584, Cervantes se casa con Catalina de
Salazar y Palacios, dieciocho años más joven que él, y se establece en
Esquivias, lugar de su mujer. Antes ha tenido una hija, Isabel de Saavedra, fruto de sus
relaciones con Ana Vallafranca (o Franca) de Rojas. "La Galatea" ya
está acabada, y también, posiblemente, "Los tratos de Argel" e
incluso "La Numancia".
En 1585
se publica "La Galatea" y en 1587, Cervantes deja "la pluma y las comedias " y se
establece en Sevilla como comisario real de abastos, al servicio de Antonio
Guevara, proveedor de las galeras reales, y en concreto de la armada que se preparaba
contra Inglaterra.
En el año
1588 escribe las dos
"Canciones" a la armada que fue contra Inglaterra.
Tres años
después Cervantes es encarcelado en Castro del Río por el corregidor de Ecija.
Contrato con Rodrigo Osorio por el que
se compromete a escribir seis comedias como las mejores de sus contemporáneos.
Luego, se le
encarga la misión de cobrar tercias y alcabalas atrasadas en el reino de
Granada.
1597 Cervantes va a la cárcel de Sevilla a
consecuencia de la quiebra del banquero a quien había confiado sus depósitos.
Más tarde
Escribe el soneto famoso "Al túmulo de Felipe II", que Cervantes
mismo considera "honra
principal" de sus escritos. Cervantes se halla, quizá desde unos años
antes en Valladolid, al lado de su
mujer, sus hermanas Andrea y Magdalena, su sobrina Constanza y su hija Isabel.
Se publica en versión manuscrita "Rinconete y Cortadillo" y "El
celoso extremeño".
En 1605
publica la primera parte de "El ingenioso hidalgo don Quijote de la
Mancha". La muerte del caballero navarro Gaspar de Ezpeleta a las puertas
de su casa y el subsiguiente juicio ofrece una imagen deshonrosa sobre la vida
que llevaban las hermanas, sobrinas e hijas de
Cervantes.
Cervantes se
traslada con su familia a Madrid, a raíz del cambio de la Corte. Escribe incansablemente
y en varios frentes a la vez: continúa el Quijote, novelas cortas, teatro,
poesía...
En 1609
ingresa en la congregación de los Esclavos del Santísimo Sacramento del Olivar,
de la que ya formaban parte Lope, Quevedo y Espinel. Muere su hermana Andrea.
Cuatro años
más tarde salen a la luz las "Novelas ejemplares". Al siguiente año
se publica "El viaje del Parnaso".
1615,
aparece la segunda parte de "El ingenioso caballero Don Quijote de la
Mancha, y las "Ocho comedias y ocho entremeses nuevos, nunca
representados".
El 23 de
abril muere en Madrid, en su casa de la calle del León, esquina a la de
Francos. Cuatro días antes ha firmado la
dedicatoria del Persiles al Conde de Lemos. Se publican, póstumos, "Los
trabajos de Persiles y Sigismunda".
Existen
varios retratos que se han supuesto de Cervantes pero ninguno es legítimo, solo tenemos la descripción que de sí mismo
hizo el escritor en el prólogo de sus "Novelas Ejemplares":
"Este que veis aquí, de rostro aguileño, de caballo castaño, frente lisa y
desembarazada, de alegres ojos y de nariz corba, aunque bien proporcionada, las
barbas de plata, que no ha de veinte años que fueron de oro, los vigotes
grandes, la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene
sino seis, y essos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen
correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos extremos, ni
grande, ni pequeño, la color viva; éste digo que es el rostro del autor de
"La Galatea" y de "Don Quijote de la Mancha", y del que hizo
el "Viaje del Parnaso", a imitación del de César Caporal Perusino, y
otras obras que andan por ahí descarriadas, y, quizá, sin el nombre de su
dueño. Llámase comúnmente Miguel de Cervantes Saavedra..."
Entonces podemos decir que Cervantes,
nace en uno de los momentos más importantes de la cultura española y de su
historia. Vive en las décadas de mayor plenitud y fecundidad de todos los
géneros literarios, nace y se forma en los años más sazonados del Renacimiento
y prolonga su vida hasta tres lustros bien corridos del siglo XVII, cuando el
mundo de las ideas y de las formas renacentistas había evolucionado desde el
humanismo universal y paganizante hacia el sentido nacional y católico, desde
la contenida severidad del clasicismo a las desbordadas exuberancias del
barroco.
Su obra literaria desde 1585 hasta
1616 abarca las vertientes de ambas centurias, por ello sus obras contraponen y
complementan ambas épocas. La mayoría de sus obras abarcan ideas, tendencias,
géneros, sensibilidades, problemas y conceptos del mundo. Sólo Cervantes acoge
todos los aspectos humanos, todas las porciones de la realidad, todas las
aspiraciones e inquietudes, todos los conceptos de la vida, todos los géneros
literarios; el hombre concreto de su época y sus raíces eternas, la mezquindad
inevitable y el deseo del ideal inalcanzable.
Un rasgo que
caracteriza a Cervantes es la comprensión de todas las facetas humanas. Supera
todo tiempo y lugar para extender su significado a cualquier época y nación.
Respecto a
lo político, Cervantes nació en los días de mayor grandeza política de su
nación, cuando finalizaba la vida del Emperador que había dominado Europa y
visto alumbrar naciones en la opuesta orilla del mar. Se formó en días de
grandeza pero cuando llega a la madurez se precipita la decadencia del poderío
español, y los dolores de la patria en derrota corren paralelos a sus
tribulaciones personales, a su cautividad a manos de los que contribuyó a
vencer, a sus conflictos íntimos de hombre y de escritor, a sus agobios
económicos. El fracaso nacional y personal del hombre escritor se suaviza en
las páginas del gran novelista con la profundidad de su humorismo, que refresca
toda amargura desesperanzada y extiende la sonrisa de su humanísima comprensión
sobre todas las quiebras y mezquindades de la existencia.
TEATRO DEL
SIGLO XVI AL SIGLO XVII: El teatro del renacimiento
desde Juan del Encina hasta Lope de rueda es siempre un diálogo o una sucesión
de cuadros dialogados. Cervantes nos ha transmitido exactamente la forma del
teatro renacentista: "las comedias eran unos coloquios como églogas entre
dos o tres pastores y alguna pastora. Aderezábanlas y dilatábanlas con dos o
tres entremeses, ya de negra, ya de rufián, ya de bobo y ya de vizcaíno".
Esta descripción se refiere especialmente a Rueda, y lo que se afirma de los
personajes - número y clase - conviene sólo a algunas obras de esa época. Lo
esencial acerca de las representaciones del Renacimiento, sin embargo, consiste
en ser coloquios.
Tanto el
diálogo como los cuadros, se presentan perfectamente delimitados y con un
contorno preciso; el entremés suele aparecer aislado, como una unidad contenida
en sí misma dentro de la comedia pero aunque sea parte de una jornada es
fácilmente separable: su función reside en aderezar y sobre todo dilatar la
obra. La comedia renacentista, breve o larga es de una gran sencillez y
claridad de líneas. No debe convertirse su equilibrio estético en un
sentimiento de rigidez, pues el diálogo tiene una suave ondulación, que se
anima y agita al compás de las pasiones. La entrada y salida de los personajes,
los gustos y movimientos que exclama el coloquio muestran hasta qué punto la
palabra dramática se ha escrito para el actor, quien llena de vida esta
composición cerrada, la cual va a dar a un final extraordinariamente vital y
alegre o a un final trágico y doloroso, o a una gracia inesperada y
sorprendente.
El
Renacimiento da la impresión de que por primera vez se le ha concedido al
hombre el don de la palabra. Hay algo muy juvenil en ese placer lingüístico; a
la multiplicidad se une la osadía para pronunciar cualquier palabra, variedad y
audacia que iban a ser pronto limitadas i disciplinadas.
Con respecto
a los temas debemos decir que el tema religioso continúa, aunque fuertemente
secularizado, y continúan las moralidades; el que da el acento, no obstante, es
el profano: amor, matrimonio, vida diaria y baja, sucesos extraordinarios
colectivos o individuales, fiestas, la mujer y el hombre acompañados de dioses
antiguos. El deleite verbal va acompañado de ese sentido de lo nuevo, de ver
por primera vez la tierra y las plantas, y al hombre, de la gran aventura de
mirar y palpar. El Renacimiento ha sido el único momento de asueto del hombre
cristiano, siempre entregado al más allá.
Ese sentimiento
nuevo se acoge a los poetas latinos - Virgilio, Séneca, Terencio, Plauto- y aún
a los griegos: los trágicos y Aristófanes. El contacto es directo pero sobre
todo a través de Italia, que envía sus libros y sus comediantes: creadores y
cómicos, los cuales no sólo interpretan sino que llegan a la originalidad.
A todo esto
hay que agregarle otra nota esencial: la sátira eclesiástica. En el gótico es
un producto de la convivencia, de la integración del religioso en la vida
social, y así cae sobre él la mirada satírica lo mismo que sobre el caballero o
el labrador. En el Renacimiento, no. La sátira, entonces fue una expresión del
desmoronamiento eclesiástico. La irrespetuosidad, que llega a ser cruel, con
que se trata al caído, muestra que la Iglesia es una institución que ni puede,
ni quiere, ni sabe hacerse respetar.
El teatro es
una manifestación lúdica y cultural envuelta en la fiesta. El nacimiento del
teatro moderno es la separación de la fiesta y la liturgia. En el teatro
profano no importa el texto, sino lo corporal, lo gestual, la mímica...lo que
se ha llamado parateatro (juglares, diálogos, momos, debates, etc.)
Todo esto desemboca en el siglo XVI y se
aprecia en las obras de Juan del Encina. Éste tiene como modelo el teatro
religioso de la Iglesia y con esto construye el teatro navideño.
Con respecto
a los espacios teatrales hay una gran diferencia entre la primera y la segunda
mitad del siglo XVI. L a primera es una época marcada por el mecenazgo de forma
que los autores dependen no tanto de su producción sino del subsidio que
reciben de la nobleza. Esto marca la forma de actuar: se depende del público
por lo tanto, hay que entretenerlo y agradarle para mantener su atención pero
esto supone concesiones.
En la
segunda no existe más que un mecenas colectivo, que tiene por nombre público,
que es quien soporta solidariamente el hecho teatral pagando su entrada.
Hay obras
que se representan en los palacios, otras en salones nobiliarios y también en
las iglesias.
TEATRO
CERVANTINO: hasta la aparición de Lope, ningún escritor de
teatro español puede compararse con Cervantes.
Se desconoce
el número exacto de las piezas dramáticas que compuso y de las que logró poner
en escena. Fue tan apasionado del teatro como de la poesía. En diversos pasajes
de sus obras nos habla de esa afición y nos informa de las piezas que escribió.
Por ejemplo, en la "Adjunta al Parnaso" se lee este diálogo: "-
Y vuesa merced, señor Cervantes- dijo él- ¿ha sido aficionado a la carátula?
¿Ha compuesto alguna comedia? -Sí -dije yo- muchas; y a no ser mías, me
parecerían dignas de alabanza como lo fueron "Los Tratados de Argel",
"La Numancia", "La Gran Turquesa", "La batalla
naval", "La Jerusalén", "La Amaranta o la del Mayo",
"El Bosque amoroso", "La Única" y "La bizarra
Arsinda" , y otras muchas de que no me acuerdo. Mas lo que yo más estimo y
de la que más me precio fue y es de una llamada "La Confusa", la cual
con paz sea dicho de cuantas comedias de capa y espada hasta hoy se han
representado, bien puede tener lugar señalado por buena entre las mejores. Y
agora, ¿tiene vuesa merced algunas?
- Seis tengo, con otros seis entremeses.- Pues ¿por
qué no se representan?- Porque ni los autores me buscan, ni yo les voy a buscar
a ellos. - No deben de saber que vuesa merced las tiene. - Sí, saben; pero como
tienen sus poetas paniagudos y les va bien con ellos, no buscan pan de
trastrigo. Pero yo pienso darlas a la estampa, para que se vea de espacio lo
que pasa apriesa, y se disimula o no se entiende cuando las representan, y las
comedias tienen sus sazones y tiempos, como los cantares".
En el
Prólogo de sus "Ocho comedias y ocho entremeses nuevos nunca
representados", escribe entre otras cosas lo siguiente: "... me
atreví a reduzir las comedias a tres jornadas, de cinco que tenían; mostré, o,
por mejor dezir, fui el primero que representasse las imaginaciones y los pensamientos escondidos del alma,
sacando figuras morales al teatro, con general y gustoso aplauso de los oyentes;
compuse en este tiempo hasta veynte comedias o treynta, que todas ellas se
recitaron sin que se les ofreciesse ofrenda de pepinos ni de otra cosa
arrojadiza: corrieron su carrera sin silvos, gritos ni baraúndas...".
Con esto,
tenemos suficiente de que antes de las "Ocho comedias..." habrían
salido de la pluma de Cervantes sobre unas treinta comedias. Sin embargo, de
todas ellas nos son conocidas dos: "Los tratos de Argel " y "La
Numancia". Sumadas éstas a las "Ocho comedias y los ocho entremeses,
publicados en los últimos años de su vida, dan un total de dieciocho piezas,
producción considerable en sí misma pero que, como vemos debió ser mucho mayor.
Se
distinguen dos etapas en el arte dramático de Cervantes: la
primera, se inició con el regreso a España después del cautiverio, respetuosa
todavia con las normas del dominante clasicismo, está representada por
"Los tratos de Argel" y "La
Numancia", y pertenece al período anterior a Lope de Vega. A la
segunda época corresponden las obras incluidas en el volumen publicado, cuando
ya se había alzado Lope con la " monarquía" de la comedia.
No es fácil,
delimitar con exactitud ambos períodos. Además no es seguro que las dos obras
conservadas hayan llegado en una primera redacción; y entre ellas las llamadas
de la "segunda época" tampoco puede afirmarse que no pertenezcan
algunas a tiempos anteriores. Schevill y Bonilla advierten que en el teatro de
Cervantes no pueden establecerse dos solamente sino bastantes fórmulas
estéticas.
Según estos
mismos autores, es raro, que Cervantes en la "Adjunta al Parnaso"
sólo mencionara comedias de su primer período, siendo así que en aquella fecha
-1614- debía de tener ya preparadas para la imprenta las contenidas en el
volumen de 1615. Cervantes deseaba publicar las "Ocho Comedias" como
nuevas y ajustadas a los cánones y gustos dominantes; por todo esto es probable
que "algunas de las comedias viejas, vestidas de nuevo, renovados los
títulos y acomodadas a los modernos rumbos" figuren en el volumen impreso.
Cuando
Cervantes comenzó su producción teatral las comedias se dividían en cuatro
actos (la mayoría), por lo tanto, no es del todo improbable que Cervantes
introdujera la norma de los tres actos pero su reducción no se efectuaría desde
los cinco actos, sino desde los cuatro.
La segunda
autoatribución de Cervantes es la de las figuras morales, que él se jacta de
haber sacado a escena por primera vez. Según Schevill y Bonilla ya existían
casos de "figuras morales" llevadas a escena pero Cervantes tal vez
creyó ser el primero en darle más cuerpo, más verdad, mayor peso moral e
intelectual en la trama de sus comedias.
La
preocupación de Cervantes por el teatro y su íntimo convencimiento de haber
fracasado en él se convierten en tema casi obsesivo, que aparece una y otra vez
en la mayoría de sus obras. Del conjunto de las ideas expuestas por Cervantes
en sus obras podemos extraer dos consecuencias básicas: primera, la escasa
consistencia o densidad del pensamiento teórico de Cervantes sobre el arte
dramático, pensamiento dictado por su resentimiento de autor fracasado contra
su triunfador rival, Lope de Vega. Segunda, la falta de adecuación entre sus
palabras y sus obras, puesto que en sus comedias se sirve muchas veces de los
mismos recursos que censuraba en los demás. Bastaba que quedara de manifiesto
el pensamiento del autor y esto lo logra siempre.
A Cervantes
no le interesaba la trama, sino que sus obras son esencialmente de caracteres,
de vida directamente observada, de pasiones con calor de verdad. A Cervantes le
interesaba por encima de todo la "verosimilitud esencial" de los
hechos que se llevaban a escena. A diferencia del teatro de Lope en el cual se
le daba importancia a la intriga, Cervantes percibe un drama de caracteres y
pasiones.
Sus obras
dramáticas ofrecen una gran riqueza psicológica e ímpetu pasional que las
elevan a un nivel muy alto.
De la
primera etapa de su producción dramática conocemos las siguientes obras:
·
"Los tratos de Argel"
·
"La Numancia"
Mientras que
en la segunda época Cervantes cultivó los tipos de comedias ya en boga:
·
"La casa de los celos y selvas
de Ardenia" y "El laberinto de amor" (comedias de intriga)
·
"La entretenida" (comedia
de capa y espada)
·
"El rufián dichoso"
(comedia de santos)
·
"Pedro de Urdemalas"
(escenificación del mundo de la novela picaresca)
Opina como
ya vimos anteriormente en sus palabras que los autores de comedias no buscan
dramaturgos nuevos, sino que se conforman con los "poetas" que
tienen. Dice también que su teatro es para la imprenta.
No podemos entender
el teatro de Cervantes sin tener en cuenta el teatro de Lope de Vega: Cervantes
y Lope mantuvieron una buena relación en los comienzos pero esto cambio cuando
Cervantes comprobó que su teatro no tenía éxito en los corrales (lugar donde se
hacían las representaciones teatrales del Barroco). Además, Lope dijo que
Cervantes era el peor dramaturgo. Así la amistad pasa a enemistad, relación que
se mantendrá hasta el fin de sus días.
Cervantes se
nos manifiesta como un terrible aristotélico y como un cerrado moralista
católico pero esto no es real sino que lo hace para criticar la técnica de Lope
de Vega y su Comedia Nueva. Critica a Lope hasta en los más pequeños detalles:
el teatro de Lope termina con casamientos, y el suyo no.
Según
algunos críticos de las obras teatrales de Cervantes, éste se enfrenta a cinco
limitaciones impuestas por las preceptivas clásicas:
1.
La limitación de la expresión del
personaje en el uso del lenguaje: el decoro frente a la polifonía.
2.
La devaluación y subordinación del
sujeto en la fábula, como principio estructural y teleológico de los hechos.
3.
La construcción del personaje como
resultado de la voluntad de un orden moral trascendente e inmutable.
4.
La reducción del personaje teatral a
un arquetipo lógico de formas de conducta.
5.
La negación de la experiencia
subjetiva del personaje en las formas del lenguaje dramático.
A
continuación tomaré dos de las comedias de Cervantes y analizaré un diálogo de
cada una de ellas.
"EL
RUFIÁN DICHOSO": esta obra es un drama presentado
en tres actos y escrito en verso. Fue publicado en 1615 dentro de las
"Ocho comedias y ocho entremeses". Es el único de carácter religioso
de todas las obras teatrales de Cervantes.
El
protagonista es Cristóbal de Lugo, que desde las encrucijadas de Sevilla pasó a
la santidad, ganando un alma para el Paraíso y ofreciendo a Dios sus propios
méritos y cargando con las culpas de una pecadora impenitente.
El primer
acto de la comedia es un recordatorio de los cuadros picarescos de la vida
disoluto de Lugo, que como espadachín violento, y acompañado de su criado
Lagartijo, domina la mal vida sevillana y es respetado por los malandrines y
por los oficiales de justicia.
Pero llega
un momento en que su bondad sale a la luz y se rebela contra el mal y da a
conocer el rapto de una mujer, avisando a su marido.
El segundo
acto se ambienta en México. Se nos presenta al antiguo rufián y a su criado con
los hábitos de fray Cristóbal de la Cruz y fray Antonio. Una pecadora llamada
Ana de Treviño, en trance de muerte, rechaza la confesión. Cristóbal va a casa
de la mujer y logra conmoverla ofreciendo, para salvarla, sus sacrificios a
Dios, tomando sobre sí las culpas de la pecadora.
El último
acto nos representa la penitencia de fray Cristóbal, que redimirá todos los
pecados de Ana padeciendo los males del cuerpo y las más insidiosas tentaciones
hasta su santa muerte, asistido por el prior y los religiosos.
Análisis del
diálogo entre la "Comedia" y la "Curiosidad":
Curiosidad: Comedia
Comedia: Curiosidad,
¿qué me quieres?
Curiosidad:
Informarme
qué es la causa por
que dejas
de usar tus antiguos trajes,
del coturno en las
tragedias,
del zueco en las
manuales
comedias, y de la
toga
en las que son
principales;
cómo has reducido a tres
los cinco actos que
sabes
que un tiempo te
componían
ilustre, risueña y
grave;
aora aquí
representas,
y al mismo
momento en Flandes;
truecas sin discurso
alguno
tiempos, teatros,
lugares.
Veóte y no te
conozco.
Dame de ti nuevas
tales
que te vuelva a
conocer,
pues que soy tu amigo
grande.
Comedia: Los tiempos mudan las cosas
y perficionan las
artes,
y añadir a lo
inventado
no es dificultad
notable.
Buena fui pasados
tiempos,
y en éstos, si los
mirares,
no soy mala, aunque
desdigo
de aquellos preceptos
graves
que me dieron y
dejaron
en sus obras
admirables
Séneca, Terencia y
Plauto,
y otros griegos que
tú sabes.
He dejado parte
dellos,
y he también guardado
parte,
porque lo quiere así
el uso,
que no se sujeta al
arte.
Ya represento mil
cosas,
no en relación, como de antes,
sino en hecho, y así,
es fuerza
que haya de mudar
lugares;
que como acontecen
ellas
en muy diferentes
partes,
voime allí donde acontecen,
disculpa del
disparate.
Ya la comedia es un
mapa
donde no un dedo
distante
verás a Londres y a
Roma,
a Valladolid y
a Gante.
Muy poco importa al
oyente
que yo en un punto me
pase
desde Alemania a
Guinea
sin del teatro
mudarme;
el pensamiento es
ligero:
bien pueden
acompañarme
con él doquiera que
fuere,
sin perderme ni
cansarse.
Yo estaba aora en
Sevilla,
representando con
arte
la vida de un joven
loco,
apasionado de Marte,
rufián en manos y
lengua,
pero no que se
enfrascase
en admitir de
perdidas
el trato y ganancia
infame.
Fue estudiante y
rezador
de psalmos
penitenciales,
y el rosario ningún
día
se le pasó sin
rezalle.
Su conversión fue en
Toledo,
y no será bien te
enfade
que, contando la
verdad,
en Sevilla se relate.
En Toledo se hizo
clérigo,
y aquí, en Méjico,
fue fraile,
adonde el discurso
aora
nos trujo aquí por el
aire.
El sobrenombre de
Lugo
mudó en Cruz, y es
bien se llame
fray Cristóbal de la
Cruz
desde este punto
adelante.
A Méjico y a Sevilla
he juntado
en un instante,
surciendo con la
primera
ésta y la tercera
parte:
una de su vida libre,
otra de su vida
grave,
otra de su
santa muerte
y de sus milagros
grandes.
Mal pudiera yo traer,
a estar atenida al
arte,
tanto oyente por las
ventas
y por tanto
mar sin naves.
Da lugar, Curiosidad,
que el bendito fraile
sale
con fray Antonio, un
corista
bueno, pero con
donaires.
Fue en el siglo
Lagartija,
y en la religión es
sacre,
de cuyo vuelo se
espera
que ha de dar al
Cielo alcance.
Curiosidad: Aunque no lo quedo en todo,
quedo
satisfecho en parte,
amiga; por esto
quiero,
sin replicarte,
escucharte.
"Tuve
otras cosas de que ocuparme- dice Cervantes en su prólogo-, dejé la pluma y las
comedias, y entró luego el monstruo de naturaleza, el gran Lope de Vega alzóse
con la monarquía cómica". ¿Cervantes aceptó con todas sus consecuencias el
nuevo estilo? Podemos contestar esta pregunta luego de leer esta obra donde
Cervantes que en boca del canónico se había burlado de las infracciones de unidades de lugar y tiempo,
concibe una gran unidad de drama en la vida y en el estudio psicológico de un
matón sevillano, que acaba siendo un fraile penitente y santo en tierras de
Nueva España. La justificación de esto se encuentra en este diálogo, tras el
acto primero que transcurre en Sevilla, aparecen "dos figuras de ninfas
vestidas bizarramente, cada una con su tarjeta en el brazo; en la una
vieneescrito "Curiosidad", en la otra "Comedia".
El diálogo
comienza con el saludo de ambas y en seguida la "Comedia" le pregunta
a la "Curiosidad", para "¿qué me quieres?". A lo que la
primera responde que necesita saber "¿por que dejas de usar tus antiguos
trajes", es decir porque ha renovado sus vestimentas y sus calzados.
Continúa diciendo: "...del coturno en las tragedias, del zueco en las
manuales comedias, y de la toga en las que son principales". Con esto
reafirma la primer idea pero la especifica. Al decir "coturno" se
refiere a un antiguo calzado alto de suela de corcho sujetos por cintas de
cuero u otro material utilizado en el periodo de la antigua Roma. Los coturnos
tenían la función de proporcionar altura al actor que representaba personajes
nobles elevándolo por encima del coro y equiparándolo a las grandes dimensiones
de la máscara, convirtiéndolo así en un personaje enorme. De este modo, se
acrecentaba también la impresión sobre el público. El coturno era utilizado en
las representaciones de la tragedia calzados por los actores en neta oposición al
"zueco" (socco o soccus), que como dice Cervantes era reservado para
"las manuales comedias". Covarrubias explica: "Antiguamente fue
el calzado de los comediantes, como lo era el coturno de los trágicos". A.
López Pinciano, por su parte dice: "De tres formas y maneras salían al
teatro los actores antiguos y representantes: o en chapines altos, que decían
coturnos, o en mulillas, que decían zuecos, o a pie llano, que decían
planipedia. Los coturnos y chapines altos usaban los trágicos en las personas
trágicas y graves; las mulillas y zuecos, en los cómicos y ciudadanos...".
Por último, al decir "toga en las que son principales", se refiere a
la vestimenta distintiva de la Antigua Roma consistente en una larga tela de
alrededor de 6 metros de longitud. Se portaba enrollada alrededor del cuerpo de
una manera especial, generalmente colocada sobre una túnica. La toga estaba
hecha de lana, y la túnica bajo ésta era por lo general de lino. Los ricos la
llevaban de lana muy fina y blanca salvo en casos de luto, y los pobres de lana
burda y oscura. Los cónsules, pastores y triunfadores la usaban con rayas de
colores diversos y bordado de oro. Cuando estaban de luto o durante períodos de
calamidad pública, los romanos cambiaban la toga blanca por una de color negro
o gris intenso. Todo ciudadano romano usaba la toga, excepción hecha de los
criminales que habían sido condenados. En la mayor parte de la historia de
Roma, la toga fue usada exclusivamente por hombres, mientras que las mujeres
vestían la stola. Los ciudadanos no romanos tenían prohibido usar toga. Hasta
aquí está la "Curiosidad" cuestiona a la "Comedia" con
respecto a la vestimenta y al calzado, como ya dijimos anteriormente.
A
continuación plantea el tema de la división de actos y la cantidad de estos en
cada comedia: "cómo has reducido a tres los cinco actos que sabes que un
tiempo te componían ilustre, risueña y grave".
Prosigue
cuestionando como es posible que se pase de un lugar a otro en un instante,
dice: "aora aquí representas, y al mismo tiempo en Flandes"; y cierra
esta idea con los versos siguientes "truecas sin discurso alguno tiempos,
teatros, lugares".
Cervantes
dice por medio de la "Curiosidad" que ve a la "Comedia" y
no la reconoce y que quiere volver a conocerla. Cierra este reproche de barajar
escenas dramáticas y cómicas e ir en contra de los preceptos clásicos y que
salte frecuentemente de lugar, diciéndole la "Curiosidad" a la
"Comedia": "soy tu amigo
grande". Aquí vemos que se usa la voz masculina aunque debería decir
"amiga", esto es porque se mantiene la lección originaria.
Termina el
parlamento de la "Curiosidad" y la "Comedia" responde:
"Los tiempos mudan las cosas y perficionan las artes, y añadir a lo
inventado no es dificultad notable...no soy mala, aunque desdigo de aquellos
preceptos graves que me dieron y dejaron en sus obras admirables Séneca,
Terencio y Plauto...". Aquí vemos que Cervantes pretende justificar su
nuevo teatro. Continúa diciendo que si bien el teatro ha dejado de seguir el
molde grecolatino también conserva parte de él. Para ello nombra a estos tres
grandes escritores : Lucio Anneo Séneca (Latín: Lucius Annæus Seneca), llamado
Séneca el Joven (4 a. C. – 65), filósofo, político, orador y escritor romano
conocido por sus obras de carácter moralista; Publio Terencio Africano (Publius
Terentius Afer), más conocido como Terencio, fue un autor de comedias durante
la república Romana. Y, por último, Plauto, no se conoce sino como aproximación
la fecha de su nacimiento; se ha fijado la de 254 a. C. por una noticia de Cicerón
(Brutus, 60) y sabemos que murió en el consulado de Plauto Claudio y L. Porcio,
siendo censor Catón, es decir, en el 184 a. C. Se le atribuyeron hasta 130
obras.
La concesión
al "uso", es decir, a las exigencias del espectador es muy
transparente.
Continúa
justificando la sustitución de la relación por la representación. Esto tiene
que ver con que Cervantes quería que las comedias fuesen "espejo de la
vida humana, ejemplos de las costumbres e imagen de la verdad", admitía
que el teatro no era exactamente la verdad, sino "teatro", es decir,
algo con leyes y exigencias propias que tomaba pie en la realidad.
Luego
contesta la pregunta sobre por qué y cómo es posible que pase de un lugar a
otro sin moverse del teatro. Da una explicación "imaginativa" que justifica
los diversos tiempos y lugares, es interesante observar que coincide con la que
varias veces da Calderón en sus autos, con el mismo objeto. Cervantes dice que
esto es posible porque "el pensamiento es ligero". Con respecto a
esto Mateo Alemán reflexiona: "Cuánto distan las obras de los
pensamientos!.... Pinto en la imaginación que es el pensar un bonito niño
corriendo por lo llano en un caballo de caña, con una rehilandera de papel en
la mano; y el obrar, un viejo cano, calvo, manco y cojo, que sube con dos
muletas a escalar una muralla muy alta y bien defendida" ("Guzmán de
Alfarache", Rico, p.251).
Cervantes
dice "disculpa del disparate", se refiere a los saltos de lugar pero
no pide disculpas por efectuarlos sino por la tentación de darles tratamientos
en breves trazos hechos dramáticos que debían ser tratados más detenidamente.
"Yo
estaba aora en Sevilla......", la "Comedia" retoma y reinserta
lo que se venía representando en la obra y prosigue la historia, y en todo lo
que resta de su discurso se ven las características antes mencionadas. Culmina
diciéndole a la "Curiosidad" que deje entrar a su protagonista. A lo
que ésta le responde "Aunque no lo quedo en todo, quedo satisfecho en
parte". El uso del masculino es para respetar el original, como ya se vio
antes. Con esto concluimos que es posible que Cervantes sólo aceptase el
sistema de Lope con salvedades y esta última expresión parece tener un valor
muy personal.
Por lo
tanto, podemos decir que mediante este diálogo Cervantes expresa su preocupación
técnica, justifica plenamente las "concesiones" de su nuevo teatro,
cómo manejó sus fuentes y la composición de su obra y también los cambios de
lugar y el adaptar éstos no a la historia sino a la acción dramática. Aquí Cervantes expresa lo que para él es el
teatro y las características que debe tener.
En otras de
sus obras, "PEDRO DE URDEMALAS", Cervantes entabla un diálogo
entre el personaje denominado "Autor" y el protagonista de la obra
"Pedro". Los personajes están por ensayar una obra que será representada
frente al rey y Pedro plantea que quiere ser "farsante" y entabla el
siguiente diálogo:
Autor: son muy anchos de conciencia
vuesas mercedes, y creo,
por las señales que veo,
que me ha de faltar paciencia.
!Cuerpo de mí! ¿En veinte días
no se pudiera haber puesto
esta comedia? ¿Qué es esto?
Ellas son venturas mías.
Póneme esto en confusión,
y en un rancor importuno,
que nunca falte ninguno
al pedir de la ración,
y al ensayo es menester
que con perros y hurones
los busquen, y aun a pregones,
y no querrán parecer.
Pedro: ¿Quién un agudo embustero,
ni un agudo hablador,
sabrá hacerle mejor
que yo, si es que hacerle quiero?
Autor: Si no pica de arrogante
el dómine mucho sabe.
Pedro: Sé todo aquello que cabe
en un general farsante;
sé todos los requisitos
que un farsante ha de tenrer
para serlo, que han de ser
tan raros como infinitos.
De gran memoria, primero;
segundo, de suelta lengua;
y que no padezca mengua
de galas es lo tercero.
Buen talle no le perdono,
si es que ha de hacer los
galanes;
no afectado en ademanes,
ni ha de recitar con tono.
Con descuido cuidadoso,
grave anciano, joven presto,
enamorado compuesto,
con rabia si está celoso.
Ha de recitar de modo,
con tanta industria y cordura,
que se vuelva en la figura
que hace de todo en todo.
A los versos ha de dar
valor con su lengua experta,
y a la fábula que es muerta
ha de hacer resucitar.
Ha de sacar con espanto
las lágrimas de la risa,
y hacer que vuelvan con [p] risa
otra vez al triste llanto.
Ha de hacer que aquel semblante
que él mostrare, todo oyente
le muestre, y será excelente
si hace aquesto el recitante.
No haremos
un concepto exhaustivo de este diálogo pero sí lo utilizaremos como complemento
del primer diálogo analizado, ya que en el anterior Cervantes da las
características que debe i tendrá su teatro mientras que aquí hará la
caracterización de cómo debe ser y que requisitos debe tener un hombre para
poder ser un farsante, es decir, poder tener un papel de actor en una obra
teatral.
Cervantes
dice por medio de la boca de Pedro que lo primero que debe tener un buen
farsante es una "gran memoria" y esta debe estar acompañado de una
gran libertad a la hora de decir las cosas, debe actuar sin preocupaciones y
sin pretensiones extras. Si tiene que hacer de galán el farsante debe tener
"buen talle".
Debe poder
hacer cualquier interpretación, es decir, representar cualquier tipo de
personaje, desde un "grave anciano", un "joven presto"
hasta un "enamorado compuesto" o "con rabia si está
celoso".
Debe recitar
tan bien, dice "Pedro" que, se debe transformar en el papel que
interpreta, debe sentir su interpretación y hacerla en todos sus aspectos.
También debe saber recitar muy bien e incluso darle vida "a la fábula que
es muerta".
Luego habla
de la mezcla de lo dramático y lo cómico, el farsante debe hacer reír y llorar,
y hacer que estas sensaciones se mezclen y cambien repentinamente de un segundo
a otro.
Culmina el
discurso diciendo que si el farsante logra hacer todo esto, es decir, cumple
con todos estos requisitos: "será excelente" en su oficio.
CONCLUSIÓN:
la renovación cervantina fue tan desmesurada que no creó escuela. No es
extraño que sucediera así, pues aunque sus sucesores, como Quiñones de
Benavente, se inspiraron con frecuencia en Cervantes, no siguieron sus pasos, y
se dedicaron a actualizar las convenciones de Lope de Rueda. Y no sólo, como
cree Canavaggio, porque el teatro de Cervantes fuera siempre experimental,
libre, ajeno a cualquier estereotipo o convención establecida; sino también
porque la magnitud y profundidad de sus más felices creaciones escapaba a la
comprensión de sus contemporáneos. Al igual que sucede con su novela, habría
que esperar muchos años para que se entendiera el alcance inmenso de la
aportación dramática de Cervantes
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