jueves, 25 de octubre de 2012


FEDERICO GARCÍA LORCA Y LA GENERACIÓN DEL  27


Mediante el término generación literaria designamos a un grupo de escritores que, nacidos en fechas cercanas y movidos por un acontecimiento de su época, se enfrentan a los mismos  problemas y reaccionan de modo semejante ante ellos. En este trabajo nos centraremos en la generación del ´27, ésta surgió de un acto cultural en el Ateneo de Sevilla para homenajear a Luis de Góngora en el encuentro por el tercer centenario de su muerte que fue financiado por Ignacio Sánchez Mejías, el torero y poeta cuya muerte inspira a García Lorca un famoso poema. Esta admiración por el poeta cordobés se plasmó en diversos actos, y en la aparición de diversas antologías y publicaciones donde se reivindicó la obra de Góngora porque vieron en él un precursor de las vanguardias, un ejemplo del "arte por el arte".
Según lo declaró Jorge Guillén, ésta generación no constituyó una escuela, ni partió de una doctrina común ni se apoyó en ningún manifiesto. Su aparición y desarrollo se dio en un contexto cultural muy favorable: influencia poética de la generación anterior (Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez), difusión de las vanguardias europeas, convivencia en la residencia estudiantil de Madrid que les permitió trabar amistad entre ellos, y además, en esta época habían muchas revistas literarias que les dieron la oportunidad de leer las novedades literarias y de publicar sus obras.
La generación del ´27 tuvo como precedentes: la poesía pura, las vanguardias, el barroco español, la poesía popular y el surrealismo. Fusionaron lo nuevo con lo antiguo. Los integrantes de esta generación se preocupan fundamentalmente de la expresión lingüística y buscan un lenguaje cargado de lirismo (sensibilidad). Intentan encontrar la belleza a través de la imagen y pretenden eliminar del poema lo que no es belleza, y así, obtener una poesía pura. Quieren representar la realidad sin describirla; eliminando todo aquello que no es poesía. Defienden la libertad de imaginación y la autonomía de la obra literaria.
Los principales temas que tratan estos escritores son: los grandes asuntos del Hombre, como el amor, la muerte, el destino y los temas cargados de raíces populares.
Según Ortega y Gasset tendieron a hacer un arte "deshumanizado", esto consistió en una buena parte en admitir, como nuevos caminos, las influencias de las corrientes vanguardistas europeas en general: el ultraísmo, el surrealismo, el cubismo, el creacionismo. Presentaron cierto elitismo.
En cuanto a las características poéticas y del lenguaje, esta generación se caracterizó por la utilización de formas métricas muy variadas: de la tradición culta tomaron el soneto y la décima; de la tradición popular heredaron el romance; de la vanguardia surrealista eligieron el verso libre y extenso, y mantuvieron el ritmo poético mediante anáforas, paralelismos y repeticiones. El rasgo estilístico fundamental es el uso de la metáfora.
La tendencia fundamental en estos autores es la del equilibrio, la síntesis entre polos opuestos: entre lo intelectual y lo sentimental (la emoción tiende a ser refrenada por el intelecto); entre una concepción romántica del arte (arrebato, inspiración) y una concepción clásica (esfuerzo riguroso, disciplina, perfección); entre la pureza estética y la autenticidad humana, entre la poesía pura (arte por el arte, deseo de belleza) y la poesía auténtica, humana, preocupada por los problemas del hombre (más habitual tras la guerra). Entre el arte para minorías y mayorías, alternando lo culto y lo popular, el hermetismo y la claridad, y se advierte un paso de un "yo" a un "nosotros" ("el poeta canta para todos", Vicente Alexandre). Entre lo universal y lo español, entre los influjos de la poesía europea del momento (surrealismo) y de la poesía española (cancioneros y romanceros). Entre la tradición y renovación, existiendo un sentimiento de proximidad a las vanguardias.
Los escritores pertenecientes a esta generación son Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Rafael Alberti y Federico García Lorca.
En el presente estudio tomaremos a Federico García Lorca pero antes de hacerlo creemos conveniente para abarcar con amplitud el panorama cultural de España referirnos a otros nombres claves del quehacer artístico contemporáneo: en la pintura, a Salvador Dalí; en la música a Manuel de Falla; en el cine, a Luis Buñuel. Todos ellos allegados a García Lorca, especialmente de Falla, quien le informó su interés por el Cante Jondo.
 Ahora sí comenzaremos dando una breve reseña de los principales acontecimientos de la vida de Federico García Lorca. Nació el 5 de junio de 1898 en España, momento en que este país perdió Cuba y sus últimas colonias menores. Fue bautizado con el nombre de Federico del Sagrado Corazón de Jesús García Lorca. Su padre era hacendado y su madre maestra de escuela lo que fomentó el gusto literario de su hijo. Desde pequeño mostró habilidades para aprender canciones populares y también oficios religiosos. No fue buen estudiante, abandonó la Facultad de Derecho de Granada para instalarse en la Residencia de Estudiantes de Madrid (1918-1928), luego regresó a la Universidad y se graduó como abogado.
En 1918 publicó su primer libro: "Impresiones y paisajes" y en 1920 estrenó en teatro su obra "El maleficio de la mariposa". En 1921 se publicó "Libro de poemas" y en 1923 se escenificó las comedias de títeres "La niña que se riega la albahaca y el príncipe preguntón". En 1927 en Barcelona expuso su primera muestra pictórica.
Frecuentó activamente a los poetas de su generación que permanecían en España como Jorge Guillén, Pedro Salinas y otros. En 1928 publicó la revista literaria "Gallo" de la cual salieron solamente dos números. Al año siguiente se va a Nueva York, para entonces se habían publicado sus libros "Canciones" (1927) y el "Primer romancero gitano" (1928, su primer obra poética más popular y más accesible). En su estadía en esta ciudad escribió también su libro "Poeta en Nueva York". En 1930 escribió "Así pasen cinco años" y "El público", en este mismo año regresó España enterándose de que su farsa popular "La zapatera prodigiosa" se estaba escenificando.
En 1930 se instaura la Segunda República Española y esta nombró a Don Fernando de los Ríos como Ministro de Instrucción Pública el cual fue su principal mecenas durante los primeros años del poeta en España. García Lorca fue nombrado codirector de la compañía estatal de teatro "La Barraca" donde disfrutó de todos los recursos para producir, dirigir, escribir y adaptar todo tipo de obras teatrales.
Escribió en este período "Bodas de Sangre", "Yerma" y "Doña Rosita la soltera". En 1933 viajó a Argentina como director de teatro "La dama boba" de Lope de Vega. En 1936 escribió "Diván de Tamarit", "Llanto por Ignacio Sánchez Mejías", "La casa de Bernarda Alba" y trabajaba en "La destrucción de Sodoma", cuando estalló la Guerra Civil Española, donde nuestro poeta rehusó al exilio y se dirigió a su casa en Granada para pasar el verano. Nunca se afilió a ninguna de las fracciones políticas, ni se distanció de sus amigos por estos temas. El 16 de agosto de 1936 fue detenido y dos días después fue fusilado en el lugar conocido como "Fuente de las lágrimas".
Después de su muerte se publicaron: "Primeras canciones" y "Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín".
El mundo lorquiano se define por un palpable sistematismo: la poesía, el drama, la prosa se alimentan de obsesiones y claves estilísticas constantes. La variedad de formas y tonalidades nunca atenta contra esa unidad cuya cuestión central es la frustración.
Respecto a su poesía debemos decir que podría dividirse en tres períodos. El primero abarcaría “Libro de poemas” (1921), “Poema del cante jondo” (1921), “Primeras canciones” (1924). En esta etapa encontramos sobre todo la influencia de Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez. Inicia la tendencia a revivir las fuerzas populares con todas las fuerzas de un arte culto y refinado, incluso artificioso. De esta forma, en Lorca se unen lo popular y lo culto.
El segundo período está constituido por el “Romancero gitano” que desde 1924 a 1927, marca la mejor época poética de nuestro poeta.
Y la última etapa está conformada por “Poeta en Nueva York” (1930), “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías” (1935) y “Diván del Tamarit” (1936). Su poesía en esta última etapa está más influenciada por las corrientes vanguardistas nombradas anteriormente.
Como poeta une lo popular y lo culto, lo particular y lo universal, la vida y la muerte. Además al decir de Dámaso Alonso, Lorca es destacado por su “sentido total hispánico”, totalmente andaluz pero también español. Español pero a la vez poeta de todas las tierras, capaz de mostrar la sensibilidad y la problemática de un hombre en cualquier lugar y momento.
Lorca mezclaba las ansias de vivir con la obsesión por la muerte en su vida y también en sus obras, esto se ve en la mayoría de su poesía.
De acuerdo con su gusto por lo elementos tradicionales, Lorca utiliza frecuentemente símbolos en su poesía. Se refieren muy frecuentemente a la muerte aunque dependiendo del contexto los matices varían bastante. Son símbolos centrales en Lorca: la luna, cuya significación suele ser de la muerte pero también puede simbolizar el erotismo, la belleza, la fecundidad, la esterilidad. El agua: cuando corre, es símbolo de vitalidad y cuando está estancada representa la muerte. La sangre: representa la vida, por ello, la sangre derramada es la muerte. Simboliza también lo fecundo, lo sexual. Otro simbolismo es el caballo y su jinete que está muy presente en toda su obra portando siempre valores de muerte, aunque también representa la vida y el erotismo masculinos. Las hierbas, son símbolos de la muerte aunque a veces también las utiliza con otras simbologías. Los metales, también representan la mayoría de las veces a la muerte, aparecen bajo la forma de armas blancas que conllevan siempre tragedia.
En este caso analizaremos el poema “La casada infiel” que pertenece al “Romancero gitano” asique antes del análisis propiamente dicho hablaremos sobre este libro aunque destacaremos lo más importante del mismo. El Romancero gitano es un libro compuesto por tres mundos según Guillermo Díaz Plaja: por un lado está el mundo de los personajes en el cual el gitano representa a la vitalidad y la pasión mientras que la guardia civil encarna el orden impuesto y frío. Por otro lado, el mundo de las imágenes beatas: la Virgen Santa María, San José, Santa Olalla, los arcángeles. Y el tercer y último mundo es el de lo indecible o imponderable, en él el viento aparece como un gigante, o la sangre como una serpiente, o la luna como un ser maléfico. Entonces habrían cuatro mundos: el de origen literario, mundo celeste, las fuerzas oscuras y el mundo real. En este último ubicamos el poema que más adelante analizaremos.
García Lorca según algunos críticos, idealiza a ciertos gitanos y su conferencia es un tratado de estética más que de etnología. Para él algunos gitanos representan la máxima estilización artística. Nuestro poeta establece y dice en lecturas públicas del Romancero que éste es un “retablo de Andalucía, pero pintoresca, antifolklorica y antiflamenca. Lo llamo gitano no porque sea gitano de verdad, sino porque canto a Andalucía, y el gitano es en ella la cosa más pura y más auténtica. Los gitanos no son aquellas gentes que van por los pueblos, harapientos y sucios; ésos son húngaros. Los verdaderos gitanos son gentes que nunca han robado nada y que no se visten de harapos” (Antonino Rodrigo, pág. 348).
Podríamos decir que es un romancero de poemas gitanos de índole mítica en el que Lorca quiere poetizar el mundo mítico que existió en Andalucía, ese pasado gitano. Lorca ha estado en el mundo gitano y el poema es una mitificación de ello. En estos gitanos andaluces, el poeta busca la verdadera raíz de toda la humanidad.
A continuación realizaremos el análisis del poema “La casada infiel”:
Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído,
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.
Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quite la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver.
Ella sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con la luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frio.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena,
yo me la llevé al río.
Con el aire se batian
las espadas de los lirios.
Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
Le regalé un costurero
grande de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.

 Este poema pertenece, como ya dijimos, al “Romancero gitano”. Fue publicado por primera vez conjuntamente con “Martirio de Santa Ollala”, en la Revista de Occidente, vol. XIX, núm. LV (enero de 1928), págs. 40-46. Lorca se lo dedica a Lydia Cabrera y a su negrita que sabemos que es una folklorista cubana que conoció Lorca en España antes de publicarse el libro que contiene este poema. Su nombre es Carmela Bejarano y reside actualmente en Miami y cuenta cuando conoció a Lorca y el momento de esta dedicatoria: “Yo conocí a Federico en casa de José María Chacón y Calvo…simpatizamos enseguida…Federico andaba con el manuscrito del Romancero en el bolsillo…fuimos al café Pombo y estuvimos el día entero…me pregunto, ¿cuál de todos es el que más te gusta?...cuando salió el libro vi que nos había dedicado un poema”. Y la negrita fue para Lydia Cabrera, su doncella en la casa de decoración que tenía en Cuba y, según Lydia, perteneció al seno de la familia Cabrera, escribía poemas también y tenía mucha gracia y talento.
Lo primero que debemos decir es que la estructura externa del romance es la del Romancero tradicional: versos octosílabos con asonancia (i-o) en los versos pares. Exceptuando los tres primeros versos los demás se dividen en cuartetos.
En los tres primeros versos, se presentan los personajes siendo uno de ellos el yo lírico y el otro una joven “mozuela” y el espacio físico en el que se encuentran, en el río. Con el término “mozuela” hace referencia a soltera. Manuel Alvar cita esta palabra como un ejemplo del uso de dialectismos por Lorca (“Los dialectismos en l poesía española del siglo XX”, Revista de Filología Española, 1960, pág. 78).
Luego de hacer la introducción informándonos la situación donde ya nos plantea de cierta forma el problema: la llevo al río creyendo que era soltera y resulto ser casada, continúa contextualizando pero ahora en el tiempo y expresa que “Fue la noche de Santiago”. Santiago es el patrono de España y su fiesta se conmemora el 25 de julio de cada año, se podría pensar que refiere a ella pero otros autores plantean que en realidad se refiere a la fiesta de Santiago pero en Triana. Este último es un barrio gitano de Sevilla y podría pensarse que refiere a él porque coinciden el río (el Guadalquivir que separa Sevilla de Triana), la noche de Santiago, y los “faroles” y las “esquinas” de un casco urbano, elementos que Lorca nombra posteriormente en el poema.
Entonces podemos continuar el análisis aludiendo a que todo ocurre en la periferia de la ciudad, y en ese momento todos los sentidos están sensibles totalmente, los ojos ven la luz de los grillos “se encendieron los grillos”; el tacto también tiene su papel “toque sus pechos dormidos”, la acaricia y esto hace que de allí se desprenda un aroma a jacintos que envuelve al yo lírico. El oído también escucha atentamente y le parece que sus dedos son como “diez cuchillos” rasgando la “enagua” como si fuese “una pieza de seda”. “Sin luz de plata en sus copas los árboles han crecido, y un horizonte de perros ladra muy lejos del río”: la luna está oculta y se escuchan ladridos de perros a lo lejos. En los tres siguientes versos habla de la vegetación del lugar. Esta primera parte del poema es una larga descripción del lugar, el tiempo y el momento que están viviendo.
Luego el poeta hace una pausa y vuelve a retomar la fuerza de su poesía cuando dice “hice un hoyo sobre el limo”, este verso tal vez se puede explicar porque Lorca aprendió con su padre que era campesino que después del crepúsculo comienza a refrescar y es debajo del limo donde se encuentra una temperatura tibia y acogedora.
Comienza a partir del verso 24, la descripción del momento de pasión y unión de ambos personajes mediante el acto de amor. Describe como cada uno fue quitándose la ropa y, al decir de Cristophe Eich, lo hace en “secuencia martilleante” mostrando las acciones del hombre y la mujer al quitarse la ropa. Comienza refiriendo a lo real y culmina con imágenes delicadas y simbólicas. Continua expresando que nada iguala la belleza, fineza y el brillo del cutis de aquella joven mozuela: “Ni nardos ni caracolas tienen el cutis tan fino, ni los cristales con luna relumbran con ese brillo”. Compara enseguida los muslos de la joven como peces que se escapan de sus manos, que son resbaladizos.
Enseguida de esto, describe de una manera realista pero a la vez romántica, el acto que los acogía aquella noche: “aquella noche cogí el mejor de los caminos”. Pero dice que lo hizo “montado en potra de nácar” y es allí donde se ve el punto culminante y más fuerte de la evocación: el instante cuando el amor se consume y la exaltación por ello. Aparece a continuación la promesa de silencio, que es un viejo tópico de la poesía amorosa.
Llegando al final del poema, luego de consumado el acto sexual, el gitano nos dice “me porté como quien soy, como un gitano legítimo” porque trata a la muchacha como una prostituta y paga su entrega con un buen regalo: “un costurero grande de raso pajizo”. El gitano se siente engañado porque lo que él creyó que era por amor, solo era un fraude. Por ello dice “no quise enamorarme” y nos recuerda que la joven tenía marido, pero a él le mintió, diciéndole que era mozuela. Con esto trata de expresar una cierta inconformidad o el deseo de reclamo hacia ella pero otra vez como buen gitano, decide dejarla ir y tomar lo que pasó como un momento maravilloso.
Luego de realizado este análisis haremos otro pero estilístico para lograr reconocer las figuras estilísticas que aparecen en este poema:
·         Metáforas: “se encendieron los grillos”
          “pechos dormidos”
          “hice un hoyo sobre el limo”
          “sus muslos se me escapaban como peces sorprendidos”
          “montado en potra de nácar”
          “con el aire se batían las espadas de los lirios”
·         Vivificación: “pechos dormidos”
·         Comparaciones: “toqué sus pechos y se me abrieron de pronto como ramos de jacintos”
            “el almidón de su enagua me sonaba en el oído, como una pieza de seda”
            “sus muslos se me escapaban como peces sorprendidos”
·         Contraste: “se apagaron los faroles y se encendieron los grillos”
·         Anáforas: “yo me quité…ella se quitó…yo el cinturón…ella sus cuatro corpiños”
        “ni nardos ni caracolas…ni los cristales…”
        “la mitad llenos de lumbre, la mitad llenos de frío”
·         Hipérbaton: “el almidón de su enagua me sonaba en el oído…”
          “sin luz de plata en sus copas los árboles han crecido…”
·         Descripciones: aparecen todo el tiempo en el poema.
Para concluir podríamos decir que Lorca en este poema maneja el erotismo y el romanticismo de una manera elegante, caballerosa y detallista. Logra describir cada acto y cada sensación sin caer en la vulgaridad.




Trabajo realizado por  :CLAUDIA MIRABALLES
                3°  4  
               LITERATURA ESPAÑOLA
              CERP DEL SUR, ATLÁNTIDA
              16/10/12



                                                                       





BIBLIOGRAFÍA

·         Madrigal, Luis Iñigo (coord.): “historia de la literatura hispanoamericana”. tomo II: del neoclasicismo al modernismo. Madrid, editorial Cátedra, 4ta edición, 2008.


·         “Federico García Lorca: Poema del cante jondo-Romancero gitano”, editorial Cátedra.


·         www.slideshare.es


·         www.google.com


·         Diccionario de la R.A.E. (Real Academia Española)


·         “Poetas españoles contemporáneos: Federico García Lorca y la expresión de lo español”, págs. 257-265.


·         Albistur, Jorge: “García Lorca”, Manuales de literatura n° 56, editorial Técnica, 2007, Montevideo. 


  



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GUSTAVO ADOLFO BECQUER
RIMA LIII

   Gustavo Adolfo Bécquer se incluye en el Romanticismo tardío, en el que se empiezan a realizar tendencias realistas que indican todo más descriptivo. Este autor se caracteriza por el tratamiento delicado y moderado del amor y el poder evocativo de sus versos.
   A lo largo de su vida Bécquer realizó muchas obras, dentro de ellas encontramos las “Rimas” divididas en cuatro temas. Las que hablan de aquel amor desgraciado y del dolor que el abandono de Elisa Guillén produjo en Bécquer, son del apartado del cuarto tema, que se desenvuelve desde la rima LII, hasta la LXXVI. Por lo tanto, la rima LIII (1865) a analizar, se encuentra en esta división.
   En cuanto a la estructura externa esta rima consta de seis estrofas, divididas en tres núcleos temáticos, formados por dos estrofas cada uno. Todas las estrofas están compuestas por cuatro versos, los tres primeros endecasílabos (arte mayor) y el último heptasílabo (arte menor). Tienen rima asonante (á) en los versos pares y el tipo de estrofa de esta rima es el de silva arromanzada. Ésta es la estrofa que, en la métrica española, está compuesta de versos imparisílabos de arte menor y mayor, incluidos alejandrinos de 7 + 7 sílabas, rimando en asonante sólo los versos pares. Se considera creador de esta estrofa a Gustavo Adolfo Bécquer. Su uso se generalizó en el Modernismo y en la Generación del 98 entre los siglos XIX y XX y es, por ejemplo, una estrofa muy característica de Antonio Machado Ruiz.
   Mientras que de la estructura interna debemos decir que se divide en tres núcleos temáticos como dijimos anteriormente:
·            Primer núcleo: primera y segunda estrofa donde el yo lírico expresa que las golondrinas volverán como cada año, igual que cuando estaban juntos, pero las que vendrán no serán las mismas que estuvieron junto a ellos en ese momento. El tema son las golondrinas.
·            Segundo núcleo: tercera y cuarta estrofa, expresa que al igual que las golondrinas, las madreselvas volverán a crecer  pero tampoco serán las mismas que había cuando ellos estaban juntos. El tema son las madreselvas.
·            Tercer núcleo: quinta y sexta estrofa, aparece el motivo lírico del poema: el rechazo y desamor por parte de la mujer amada. El tema son las palabras de amor.
   A continuación desarrollaremos con más profundidad cada uno de los núcleos temáticos:
   El primero de ellos como ya dijimos abarca las dos primeras estrofas. Desde el comienzo del poema se puede reconocer que el hablante lírico se está refiriendo a una relación del pasado, porque ya no están juntos. Lo expresa mediante una metáfora diciendo: “(…) ¡esas… no volverán!”. Se refiere a que esas golondrinas que los acompañaban cuando estaban juntos no regresarán nunca más. Aquí el autor utiliza la figura literaria de reticencia con los puntos suspensivos, para dejar una frase incompleta, interrumpiendo la idea y creando de esta forma mayor suspenso en la obra.
   La primera estrofa hace referencia a las golondrinas, diciendo que éstas llegarán otra vez, jugando como siempre, simbolizando el ciclo de la vida tal como los pájaros. Enseguida se observa un hipérbaton en los dos primeros versos: “Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, (…)”. Así como también hay un epíteto en este mismo verso, “(…) las oscuras golondrinas (…)”. Porque se sabe que las golondrinas son oscuras, es un adjetivo innecesario que no añade ningún tipo de información adicional, se utiliza para acentuar el significado de lo que se está describiendo.
   Por otro lado, en la segunda estrofa, afirma que no serán las mismas golondrinas que fueron en aquel momento, es decir, que los recuerdos estarán ahí, pero eso no significa que se puede revivir esa época. También comienza con un hipérbaton en los dos primeros versos de la estrofa: “Pero aquellas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha al contemplar (…)”. A su vez hay una personificación en el séptimo verso: “(…) aquellas que aprendieron nuestros nombres (…)”, porque éstas no pueden aprender nombres, les otorga características humanas a las golondrinas para enfatizar la relación que tenían, ya que las que estuvieron con ellos y aprendieron sus nombres representan la relación de los personajes, éstas no volverán, habrán otras personas al igual que golondrinas, pero no serán las mismas.
   El segundo núcleo comprende la tercera y cuarta estrofa, inicia en “Volverán las tupidas madreselvas (…)” y finaliza en “(…) ¡esas… no volverán!”. Es un reforzamiento de la idea anterior, se comprueba que se está utilizando un paralelismo entre los sentimientos humanos y los fenómenos que ocurren en la naturaleza, es decir, hay un paralelismo psicocósmico. Los fenómenos de la naturaleza, repitiéndose constantemente, son cíclicos. En cambio, los sentimientos humanos no se repiten nunca, el mismo momento no volverá a ocurrir nunca.
   Según la estructura del poema, se observa que en el primer núcleo se hace mención a las golondrinas y en el segundo a las madreselvas, relacionando así la fauna y la flora.
   En la tercera estrofa habla sobre las madreselvas, refleja el crecimiento y lo hermoso de la vida, que continúa siempre. Aparece otra vez al comienzo un hipérbaton, versos nueve y diez: “Volverán las tupidas madreselvas de tu jardín las tapias a escalar (…)”. Las madreselvas crecen para llegar a ellos al igual que las golondrinas refrenan sus vuelos. Existe también una anáfora que se da por la repetición de la palabra “volverán” al comienzo de todos los núcleos temáticos. Esta figura literaria consiste en la repetición de la misma palabra, con el sentido de otorgarle un ritmo al contenido del texto, aparece sólo en tres ocasiones, pero se encuentra presente durante toda la obra y es suficiente para crear una armoniosa unión entre los núcleos.
   Sin embargo, en la cuarta estrofa del poema aparece el contraste, dice que esas madreselvas no serán las mismas que cuando ellos estaban juntos, la desdicha de saber que todo lo que pasó, jamás se volverá a repetir de la misma forma. Aquí vuelve a repetirse la idea que se manifiesta a lo largo de todo el poema y es el transcurso del tiempo, como la vida se nos escapa de las manos en sólo segundos. Se puede reconocer una hipérbole en el verso trece: “(…) cuajadas de rocío (…)” y una comparación en el verso quince: “(…) como lágrimas de día… (…)”, compara las gotas con lágrimas. Esas gotas “tiemblan”, esto está en sentido metafórico y el autor lo utiliza para dar la idea de indecisión, suspenso, todo se paraliza cuando están juntos. Además las lágrimas del día, también expresión metafórica nos muestra el paso del tiempo.
   El tercer y último núcleo comienza cuando dice: “Volverán del amor en tu oídos (…)” hasta “(…) ¡así… no te querrán!”. Aquí se demuestra que es un hablante lírico hombre, ya que dice: “(…) mudo y absorto (…)”. Se observa otro motivo lírico en el final del poema, el desamor de parte de ella, la amada es totalmente indiferente mientras él la sigue amando. A lo cual el yo lírico le expresa a su favor que probablemente podrá amar a alguien al igual que a ella, pero a ella nadie la amará de esa forma nunca más. Se ve claramente la actitud de despecho y de resentimiento por parte del hablante.
   En la quinta estrofa nos habla de las palabras de amor, al igual que las golondrinas son oscuras, las madreselvas tupidas, las palabras de amor son “ardientes”, es decir, también utiliza un epíteto para definirlas. El que las palabras sean “ardientes” es una metáfora. Continuando el análisis se encuentra en los versos diecinueve y veinte una personificación: “(…) tu corazón de su profundo sueño tal vez despertará”, esto es una metonimia. Como están separados ella ya no lo ama y existe la posibilidad de que ella se enamore de otro hombre pero muestra que tiene miedo de que ella se vuelva a enamorar de alguien que no sea él.
   En la sexta estrofa le dice que él frente a ella queda silencioso, admirado y la idolatra. Nos presenta enumeración en la línea versal “pero mudo y absorto y de rodillas”. Hay una anáfora en los versos veintidós y veintitrés: “(…) como se adora a Dios ante su altar, como yo te he querido (…)”. Se manifiesta su infinito amor hacia ella, hasta tal punto de comparar ese amor con la admiración hacia Dios, le da una connotación de divinidad. Para él, su amada es un ser perfecto, al que demuestra total adoración. Aquí se ve la característica propia del romanticismo de la idealización de la mujer, de la amada. Para finalizar le dice que no debe autoengañarse a ella misma pensando que habrá mejores hombres o que el amor volverá a aparecer en su vida, porque aunque eso suceda, nadie la amará nunca tanto como él y eso es lo que él quiere logar, que ella se dé cuenta de eso.
   Uno de los temas más recurrentes de la época y que también es propio del romanticismo es el uso de la naturaleza para expresar los diferentes estados de ánimo por los que pasa el poeta. Nos habla de su sufrimiento mediante los fenómenos que ocurren en ella, es una expresión delicada, que se refiere al dolor. Los elementos que aparecen son los pájaros y las flores, los primeros vienen, van y vuelven constantemente, al llegar la primavera llegan y al final del verano se van para volver a migrar en primavera. Al igual que las flores, es un ciclo natural que se repite, estas florecen, se marchitan y vuelven a florecer. Mientras que la naturaleza se renueva todo el tiempo, cuando el sentimiento humano muere, ya no se puede hacer nada, no renace ni se recupera nunca.
   En esta rima, se nos muestra claramente que Gustavo Adolfo Bécquer fue un gran representante del romanticismo. Sus obras, sus leyendas y sus rimas principalmente, muestran un romanticismo pleno que no puede pasarse por alto. Aparecen dos conceptos propios de este movimiento artístico: individualismo y subjetivismo, y exaltación de la libertad, que se pueden desarrollar en una serie de aspectos: el romántico lucha a favor de la libre expresión de su sentimiento y esto es lo que hace Bécquer en su obra. Los temas predominantes en la literatura romántica son: la frustración del yo, del amor y la manifestación de los sentimientos de tristeza, soledad, nostalgia, melancolía y desesperación. La visión de la realidad a través de la subjetividad y la aceptación o rechazo de la misma según la resonancia que tenga su intimidad. La visión dramática y sentimental de la naturaleza. Manifiesta un profundo y rico sentimiento del paisaje, pero este se representa a sus ojos en cohesión con su estado de ánimo. Todas estas características logran apreciarse en la obra de este autor.
   Como características del Romanticismo en esta rima, entonces, encontramos las siguientes: subjetividad, irracionalismo, historicismo, sentimentalismo/sinceridad, inspiración, desilusión/decepción, idealización de la mujer, uso recurrente de la naturaleza, melancolía/evocación o nostalgia, desamor/amor desgraciado, soledad, entre otros.
   Como conclusión luego de realizar el análisis de dicha rima debemos decir que los temas planteados por el autor son el amor desdichado y el transcurso del tiempo sin retorno, ayudándose de la naturaleza para plasmarlos. Por lo tanto, la desolación es un tema implícito al igual que el recuerdo de un pasado felíz que nunca volverá, la angustia por la soledad. La decepción, el desamor, el dolor y el despecho son temas también tratados en esta rima de G. A. Bécquer.


NI CIVILIZACIÓN NI BARBARIE, UNA NACIÓN PARA TODOS...

 
INTRODUCCIÓN:
1) Contextualización general
En esta época, 1830, la mayoría de la población de nuestro territorio se encontraba en la campaña pero la baja densidad de habitantes determinaba que estas tierras estuvieran despobladas, por lo tanto, existía una escasa urbanización.
La región presentaba debilidad en el mercado interno, en el transporte y las comunicaciones. La economía estaba basada en la explotación ganadera extensiva, aprovechando las condiciones naturales del lugar -latifundios-. La agricultura era mínima, ya que lo que más se consumía eran las carnes y la industria se limitaba a algunos saladeros. Por otro lado, el comercio exterior se convirtió en el gran recurso teniendo como punto estratégico el puerto de Montevideo.
Las guerras revolucionarias acentuaron el desorden en la propiedad de la tierra y del ganado, no existían los títulos ni la propiedad privada, muchos de los propietarios españoles emigrados.
Si bien el nivel cultural era muy bajo, la mayoría de la población era pobre, analfabeta e inculta; existía un grupo de intelectuales influenciados por las ideas europeas, que conformaban una élite.
En el territorio nacional existe un dualismo insoluble:
·        Montevideo - Campaña
·        Ciudad europeizada- Campaña semibárbara
·        Ciudad comerciante- Campo productor
En consecuencia, en el campo se gestó un clima de hostilidad hacia la ciudad: era el lugar desde el cual venían las órdenes y las trabas a una libertad personal, considerada como el máximo valor. El mayor exponente de esto fue el gaucho.
Por otro lado, la ciudad abierta al mundo a las influencias ideológicas y de la moda europea, miró a la campaña como sede de barbarie y al gaucho como sede del indígena salvaje que debía desaparecer para que “la civilización” se asentara definitivamente en la Nación. Ello implicaba orden, autoridad y sujeción a la voluntad de los hombres cultos de la ciudad. De esta convicción nace la Constitución de 1830, como instrumento de orden, perfecta en el papel pero inadecuada a la realidad social a la que pretende aplicarse.
Ningún gobernante uruguayo de estos años llegó a pensar en términos exclusivamente orientales, de allí la “internacionalización de los partidos” y el hecho de que el partido precediera a la Nación.
Los países vecinos intervinieron ampliamente en la política nacional apoyando a caudillos o doctores, a gobiernos o revolucionarios, para fomentar situaciones que justificaran su intervención y un posible establecimiento definitivo.
Recién en la Guerra Grande (1839-1851), se tomó conciencia del peligro y se  comenzó a transitar por la senda de la nacionalidad uruguaya.
Retomando lo dicho anteriormente, el gaucho como tipo social se expresó a través del caudillo (figura de la revolución americana).
“El caudillismo en América fue la expresión social y política primitiva y elemental de la voluntad popular que aparece en la etapa postrera del régimen de Indias, al producirse la crisis originada por la acefalía de la Corona Española. Las circunstancias que concurrieron para determinar su advenimiento y supervivencia,  fueron comunes a las distintas regiones, pero cada uno de los caudillos reflejó en su vida, las características de la época, del medio geográfico en el que surgió y de su estado social” (Prólogo de Pivel Devoto)
Si bien se desarrolla este fenómeno en toda América, en cada región tiene una impronta diferente.
Según Alfonso X "El sabio", el caudillo debía contar con:
“Esfuerzo, maestría y ceso son tres cosas que convienen de todas maneras tengan los que bien quieren guerrear”.
“El caudillo debía ser un hombre de pueblo que descubre en un hombre, virtudes y rasgos en los que cada uno ve reproducidos los suyos propios o los que desea poseer. Cada componente de la masa se considera reflejado en la personalidad del conductor…” (Pivel Devoto)
     2) Primeras presidencias (1830-1838)
Teniendo en cuenta lo expuesto anteriormente, la República nació con urgentes problemas que atender.
·        Había que reformular las diversas instituciones heredadas de las dominaciones pasadas y encontrar hombres idóneos para desarrollar las respectivas tareas.
·        Había que desarrollar una política exterior efectiva que obtuviera el reconocimiento oficial de “nuevo estado” y la ubicación precisa de nuestros límites geográficos.
 La elección del General Fructuoso Rivera (1830) como presidente no auguraba una pronta resolución de estos problemas. Fue un caudillo prestigioso, pero no tenía experiencia en cuestiones administrativas. Se sintió más cómodo en el campo y dejó el gobierno en manos de “doctores” que se enfrentaron a él, varias veces, contando con apoyo externo. En 1834 dejó su cargo para ocupar la Comandancia General de la Campaña (cargo creado por éste para su conveniencia).
 Lo sucedió en la presidencia el General Manuel Oribe (1835-1838). Educado en la disciplina militar, apegado a las normas sociales y legales. Fue la antítesis de Rivera: quizo ordenar la administración, controlar el gasto público y combatir el desorden; esto explica sus enfrentamientos. Lo acompañaron en su gestión: Giró, Pereira y Llambí, entre otros.
 La eliminación de la Comandancia General de la Campaña llevó a la revolución de Rivera y sus partidarios en 1836, dando lugar a un acontecimiento trascendente para nuestra Nación: la Batalla de Carpintería, a partir de la cual surgen las divisas:
“Del color de esa divisa (blanca) ha tomado su nombre popular el partido de Oribe. El partido colorado adoptó por consiguiente otra divisa para distinguirse de sus enemigos, singularmente en las funciones de guerra. Su primer color fue el celeste, tomado de la escarapela nacional, pero este color debilísimo en los tejidos en los que podían hacerse no resistía la acción atmosférica: de ahí vino la necesidad de cambiarlo, y se cambió naturalmente por el colorado, de mayor firmeza y que es el más común en las telas que se emplean en la campaña para forrar los ponchos (…)” (Manifiesto de Andrés Lamas, 1845).
 Oribe decretó el uso de una divisa blanca para “los defensores de las leyes”; Rivera adoptó una cinta colorada, usual en los ponchos. Así nacieron los partidos “blanco” y “colorado”.
 Se alinearon casi automáticamente: por un lado, Rivera, los unitarios argentinos y Francia; y por otro lado, Oribe, Rosas y los federales porteños (a ayuda de Rosas fue parcial porque se hallaba en conflicto con Francia). Se enfrentó un ejército colorado que avanzaba desde la campaña y una escuadra francesa hostil frente a la bahía montevideana, obligando a Oribe a renunciar a su cargo. Este enfrentamiento ideológico da lugar al conflicto bélico conocido como Guerra grande.
      3) Guerra Grande
 Comenzó a gestarse cuando Rivera derrotó a Oribe en junio de 1838 y le exigió su renuncia. Las influencias extranjeras y rivalidades partidistas y personalistas fueron preparando el ambiente.
 Etapas:
·        1era etapa: se desarrolló en territorio argentino y fue favorable a Rosas y Oribe. Pusieron sitio a Montevideo desde 1843 hasta 1851.
·        2da etapa: “Sitio grande” convirtió a Montevideo en “La nueva Troya” según Alejandro Dumas. Así quedó el país dividido en dos partes: Montevideo regido primero por Rivera y luego por miembros del partido colorado _Gobierno de la Defensa_ ; el resto del país dominado por Oribe y los blancos desde el _Gobierno del cerrito_ apoyado por Rosas.
 En Montevideo la mayoría de la población era europea, propagaron las costumbres, modas, idiomas, ideas políticas liberales, su literatura…sembraron la admiración hacia Europa.
 Oribe recibió críticas de sus propios partidarios: Berro, Acevedo y Giró quienes impulsaron la consolidación del partido blanco que defendía la nacionalidad contra las fuerzas extranjeras.
 El conflicto nacido entre dos hombres (Rivera-Oribe), se amplió a sus respectivos bandos políticos (colorados-blancos), se hizo platense al participar los unitarios porteños y Rosas, luego se internacionalizó al intervenir Francia e Inglaterra.
 El cansancio de la larga guerra presionó por la conciliación: 1851 “no habrá vencidos ni vencedores”. A punto de perder la independencia los orientales reaccionaron para conservarla. Aflora el sentimiento de nación y el proceso para consolidarla y nace la Política de Fusión, muchos coincidieron en una política que hiciera primar los intereses nacionales sobre los partidarios. Este es el objetivo del Manifiesto de Andrés Lamas (1855), que condenando a las divisas y al caudillismo procuraba asegurar el predominio del núcleo dirigente urbano de los "doctores" sobre el medio rural anarquizado (los gauchos).
      4) Política de Fusión
Fragmento del manifiesto del Dr. Andrés Lamas, 1855:
      “Primero de todo preguntémonos, ¿qué representan esas divisas blancas y esas divisas coloradas? Representan las desgracias del país, las ruinas que nos cercan, la miseria y el luto de las familias, la vergüenza de haber andado pordioseando en los dos hemisferios, la necesidad de las intervenciones extranjeras, el descrédito del país, la bancarrota con todas sus amargas humillaciones, odios, pasiones, miserias personales.
     ¿Qué es lo que divide hoy a un blanco de un colorado? Lo pregunta el más apasionado, y el más apasionado no podrá mostrarme un solo interés nacional, una sola idea social, un solo pensamiento de gobierno en esa división. Mía es esa fórmula de la pacificación de 8 de octubre de 1851: “Ni vencidos ni vencedores”. Pero concebí entonces, como concibo ahora, la imposibilidad práctica de toda fusión mientras se conserven las antiguas denominaciones. Tan mala es una de esas divisas como la otra. Rompo pública y solemnemente esta divisa colorada, que hace muchos años que no es a mía, que no volverá a ser la mía jamás. No tomo, no, la divisa blanca, que no fue la mía, que no la será jamás. Repudiando las divisas, repudio la guerra civil representadas por ellas. ¿Cuál sería el programa del nuevo partido, del partido en que se reunieran los que dejen de ser blancos y los que dejen de ser colorados? Ante todo, el Estado Oriental del Uruguay es y será para siempre libre, independiente de todo poder extranjero. Jamás será el patrimonio de persona ni de familia alguna. Repetimos: no hay confianza, no puede haberla sin que salgamos del pantano de nuestros antiguos partidos, sin que nos unamos. Siempre habrá partidos: pero hagamos partidos pacíficos, legales, que representen cosas y no nombres…”

   DESARROLLO:
      Bernardo Prudencio Berro (Montevideo, 1799 - 1868). Poeta y político uruguayo, presidente de la República entre 1860 y 1864. Comenzó sus actividades políticas durante el gobierno de Oribe. Miembro del partido blanco, participó en los enfrentamientos que siguieron al derrocamiento de Oribe, tras los cuales fue elegido senador y, más tarde, ministro de Gobierno y de Relaciones Exteriores.
En 1860 se le nombró presidente, cargo que abandonó en 1864 a raíz de las luchas que mantenían el partido colorado y el partido blanco. En 1868, durante una sublevación protagonizada por su partido contra el predominio de los colorados, fue asesinado.
Su actividad literaria como poeta se desarrolló sobre todo entre los años 1824 y 1837. Sólo tres composiciones, aparecidas en El Parnaso Oriental (1836), fueron publicadas en vida del autor. Su poesía, de corte clasicista, tiene como modelos a los poetas barrocos del siglo XVII español; predominan en ella los temas filosóficos, morales, patrióticos, humorísticos y bucólicos. Una de sus mejores composiciones es la titulada Epístola a Doricio, que el poeta dedicó en 1832 a su amigo Doroteo García.
 “Francisco Acuña de Figueroa es el más importante poeta del periodo neoclásico. Pero ninguna composición suya tiene la altura, la redondez de tres poemas extensos de Bernardo P. Berro, un poeta accidenta alrededor de su treintena y un personaje sobre el que habrá de volver en otros dominios: la Oda a la Providencia, la Epístola a Doricio y la Epístola sobre el poder y la excelencia del amor, dedicada entonces a su amigo Florencio Varela. La mejor veta de la poesía eglógica del siglo XVIII brilla en ellos; el más claro y firme pensamiento de la ilustración europea habla por sus versos”.
      Junto a la poesía y la política, las ciencias naturales ocuparon buena parte de las ocupaciones de Bernardo Berro, seguramente por influencia de su tío Dámaso Larrañaga. En 1837 ingresó en la Comisión del Museo Nacional de Historia Natural; junto a Vilardebó e Isabelle, fue uno de los responsables de la excursión científica al Arroyo del Pedernal.        
      Esta obra, "El caudillismo y la revolución americana", consiste en plantear la polémica entablada entre Manuel Herrera y Obes y Bernardo Prudencio Berro, en la cual cada uno de estos políticos manifiestan su postura y defensa frente a las divisas centrándose en la figura del caudillo en nuestro territorio. Nos centraremos en la postura de Berro:
      Réplica a los “estudios sobre la situación”:
      Berro comienza haciendo una crítica al diario “El conservador”, diario oficial del gobierno unitario. Alega que no es una investigación profunda, sino que tiene un estilo hueco y rapsódico que causa gracia. “Poner el sentimiento en vez de la razón es de salvajes”, como conservador critica el uso del sentimiento, el lenguaje colorista y no el de la razón; elementos que no permiten llegar al descubrimiento de la verdad. Detrás de esos recursos Berro intuye que existe el temor por parte de Herrera y Obes de reflejar la realidad tal cual es, pretende distraer con el ruido y el ornamento de la oración.
      Censura la desmesura de los redactores del Conservador, critica su ideología y su estética ya que dice que es pura retórica y no poseen argumentos reales. Por lo contrario, propone un argumento empírico, organizado, una clasificación prolija. Utiliza un lenguaje directo y toma una premisa de lo expuesto por Julio Herrera y Obes y lo desglosa (página 69). Berro realiza su crítica a partir de la tesis planteada en el diario el conservador:
·        1-Presenta a América dividida en dos: por un lado, la civilización ubicada en la ciudad donde se produciría la revolución americana. Por otro lado, opuesto a esto, encontramos la llamada barbarie ubicada en el campo en donde se produce la reacción colonial. Del enfrentamiento de ambos elementos nacen las guerras civiles (Herrera y Obes hace una generalización planteando la realidad en extremos de blanco o negro, demasiado simplista, desconociendo la complejidad de la situación vivida en nuestro territorio)
·        .2- Montevideo defiende la civilización; el campo (“nosotros” según Berro) defiende la causa legal, la legalidad.
·        3- Rivera es expulsado después del triunfo de la civilización por servirle a esta, es el líder ( lo cual indica una gran contradicción)
·        4- Nos debemos a Europa, debemos seguir el modelo europeo para progresar (europeización)
       Prudencio Berro comienza por la segunda preposición: Montevideo defiende la civilización; el campo defiende la causa legal, la legalidad. Es decir, no cree en la diferenciación civilización- barbarie; ellos (los del campo) no se consideran bárbaros. No son, como dice el diario “masas incultas y fanáticas” sino que son los verdaderos ilustrados o doctores. Le molesta la postura injuriosa de Herrera al disfrazar la contraposición de esos dos términos con los de “saber” e “ignorancia” respectivamente.
       En su pensamiento ellos, los que al principio del diario denomina “barbarie” son los verdaderos ciudadanos fieles a su deber porque se pusieron de parte de la autoridad legítima, teniendo como representante a Oribe, quien para Berro era un caballero decente, arreglado y moral. Por lo tanto, los verdaderos bárbaros son los seguidores de Rivera, aquellos que se revelaron, rompiendo con el orden, la justicia y la política; serían el verdadero elemento reaccionario en esta lucha.
      ¿Si Oribe se hubiera impuesto en el poder, sería razonable que tantas personas dejaran todo para seguirlo? Berro responde a esto basándose en el documento “El defensor” donde reafirma su idea de que en realidad los que apoyan a Rivera son los verdaderos bárbaros. Este documento expone que vecinos de aquella ciudad declaran haber salido a contribuir con sus esfuerzos a la restauración de Poderes legales, y a la independencia de la patria. Por lo tanto, si seguir a Oribe fuera ilegal no hubiera ocurrido esto. Lo que comprueba que “El Conservador pretende revestirnos de toda la aspereza y ferocidad del hijo inculto del desierto.”
      Entonces, los rebeldes salvajes por sus características no representan elemento ninguno de progreso ni de civilización. Sí lo representan los seguidores de Oribe, quien tomó la presidencia de manera legal. (1835-1838)
      A diferencia de “Rivera, que como presidente o como General de campaña conmovía, relajaba y desestimaba el gobierno, sea en su parte administrativa, sea en su parte política. Para sus necesidades de caudillo, o para sus prodigalidades personales las rentas públicas eran devoradas por él sólo: y el gobierno de la Nación se constituía por su causa en su tesorero y centro de desorden y relajación perpetuos"
      Esta idea la reafirma Herrera cuando expresa sobre Rivera: “Acostumbrado a gobernar desde la campaña lejos del contacto de la parte más civilizada de la población: nutrido en esa omnipotencia de poder y facultades que le hacían dueño de vidas y haciendas sin consideración ni responsabilidad de ninguna especie: acostumbrado, en fin, a no mirar las formas legales sino como una pantalla, cuya sombra le convenía para ocultar la deformidad de su existencia política…”
      Aquí se aprecia un individualismo que Berro critica desde su perspectiva neoclasicista, y que lo hace rechazar en primer lugar la figura del caudillo.  Este autor consideraría desde su visión, que lo correcto es tener en cuenta al gobernar las necesidades y pensamientos de una colectividad, la cual estaría integrada, según él, por los denominados “doctores”.
      Berro se pregunta si hay algo en ese movimiento (la rebelión de Rivera) que pueda atribuirse a la acción del principio de la civilización. Respondiéndose a sí mismo que no lo hay, porque la verdadera revolución implica una emancipación no una reacción con intereses individuales. Por lo tanto, la figura del caudillo dice una cosa y hace otra, o sea tiene un doble discurso. No le da importancia a los intereses comunes de la sociedad sino a los suyos. La dominación de Rivera ha sido con un gran desorden, inmoralidad, brutal arbitrariedad, sin pensar en una buena administración, en el fomento de la ilustración, y menos en el progreso social. Como dijimos antes el tercer punto de la tesis de "El Conservador" era que Rivera fue expulsado del pais porque triunfó la civilización y por servirle a ella. Berro frente a esta afirmación expresa que Rivera y los salvajes unitarios son lo mismo, pues fue con ellos que impulsó la anarquía, la  rebelión y el desorden: "Con ellos se rebeló, con ellos combatió contra la autoridad legal, con ellos la derrocó echando por tierra la constitución y la soberanía del pueblo, se declaró poder absoluto de la Nación, con ellos también fue a subvertir el orden e introducir la anarquía en la republica Argentina, por ellos, por último se alió a la intervención europea vendiéndoles los intereses de la patria y de la América".
      Rivera pretendía sustituir el imperio de las cosas a la influencia de las personas y conquistar la estabilidad, dice que así se lograría la tranquilidad de los estados americanos. Por esto promueve la Revolución Americana afirmando que es un gran pensamiento, una gran necesidad para el progreso humano y para desarrollar el bien común en lugar del individual.
      Es el General de la regeneración americana, esto lo manifiestan en "El Nacional", número uno de su segunda época, redactado por Rivera Indarte y Andrés Lamas: "Bella es la vida del hombre que puede ofrecer en su sola individualidad la historia de toda una nación: nosotros recorreremos las épocas tempestuosas de nuestros primeros esfuerzos por ser libres, por ser hombres. Y el General Rivera se nos presenta siempre a la cabeza de esa cruzada de valientes (...)acaba de abrir una nueva época a su patria y esta época es fecunda (...) solo un genio sobresaliente, libre y sano como el suyo puede dar a estos países enlutados la felicidad que tanto merecen".
      Por lo tanto, "El Conservador" engaña, miente. Y la verdadera barbarie son Rivera y sus seguidores que son los que realmente utilizan y aplican la corrupción en estas tierras.
      Berro concluye diciendo que es totalmente falso que Rivera fue expulsado por efecto de un triunfo de la civilización y con el objeto de servirla; fue expulsado por propiciar la corrupción y no regirse por las leyes. Ellos no son bárbaros sino Herrera y sus seguidores porque insultan e injurian a su patria (América), disfrazando la contraposición con otros términos. Agrega  que disputas y choques hay en todos lados y que, "no es raro que los que saben menos hagan triunfar sus errores de los aciertos de aquellos que saben más". Con esta idea continúa manifestando que los bárbaros son Rivera y sus seguidores porque gobiernan una limitada zona de la Banda Oriental, en base a la rebelión cuando por ley, o sea, constitucionalmente el presidente es Oribe.
      La pregunta que se hace en la polémica es la siguiente: ¿cuál es el origen de esa gran mayoría nacional a que los salvajes unitarios dan el nombre de partido blanco? Berro responde a esto afirmando que son una masa porque el pueblo en su mayoría sigue al poder político. Éste no busca barbarie sino civilización, principios de orden y estabilidad. Todo esto, según Berro, se encarna en la figura de Manuel Oribe: caballero, noble, distinguido y con buenos antecedentes en oposición a Rivera quien es el "desorden, anarquía y ruina personificados".
      Recursos estilísticos en la obra:
·        Contrastes : civilización-barbarie
             Campo-ciudad
             Saber-Ignorancia
·        Comparación: “(…) con su jefe Oribe (así nos llama el Conservador) en una
               horda de bárbaros salidos del desierto, que quieren, en puro
               odio a la ciudad, arrojarse a ella como hienas a una presa
               que anhelan devorar” (pág.73).
               “(…) domar y carnear es tan concebible con el progreso
               como tejer telas y destripar terrones (…)” (pág.110)
·        Preguntas retóricas: “¿Cuál es el origen de esa gran mayoría nacional a
                     que los salvajes unitarios dan el nombre de partido
                     blanco? Ninguno hay que lo ignore. (…)”(pág. 74)
·        Uso de citas
·        Anáforas: “Defiéndase(…), defiéndase (…)” (pág. 72)
          “Con ellos (…), con ellos (…)” (pág.92)
          “(…) ¿por qué (…)?, ¿por qué (…)? (…)” (pág.102)
·        Hipérbaton: “Natural sería (…)” (pág.92)
            “Lucha no ha habido otra (…)” (pág. 93)
            “Tiempo hace (…)” (pág.105)
·        Paralelismo antitético: “(…) el fundamento contrario (…) el fundamento
                      mantenedor (…)” (pág. 104)
·        Metáfora: “ (…) ríos de sangre (…)” (pág. 120)
·        Personificación: “Llamó a la igualdad y a la ley a todos los hombres, ved la
                 Igualdad y la ley diciendo al son de los cañones: los
                 pueblos no son el patrimonio de los tiranos, la ley y la
                 igualdad para todos” (el Conservador, pág. 71).
                 “La América (…)” (pág.120)
·        Evocación (llamado de atención): “Oídlo (…)” (pág.120)
·        Ironía , tono irónico: “Estas cortas reflexiones (…)” (pág. 154)

     CONCLUSIÓN:
      Por lo expuesto sobre esta “polémica”, podemos concluir que si bien ni Julio Herrera y Obes ni Bernardo P. Berro estaban de acuerdo con la existencia ni la personalidad del caudillo aunque también tenían grandes diferencias en muchos aspectos ya mencionados.
BIBLIOGRAFÍA:

Ø     Nahum, Benjamín, “Breve historia del Uruguay independiente”, Editorial Banda Oriental.
Ø     Herrera y Obes, Manuel; Berro, Bernardo Prudencio, “El caudillismo y la revolución americana. Polémica”, 1966, Montevideo. Biblioteca Artigas, Colección de Clásicos uruguayos, volumen 110”.
Ø     Cuadernos de Marcha
Ø     Caetano, Gerardo; Rilla, José, “Historia contemporánea del Uruguay”, Editorial De fin de siglo.


GUIDAÍ GÓMEZ
BRENDA CASTRO
CLAUDIA MIRABALLES
LITERATURA URUGUAYA
PROF. FERNANDO SUÁREZ
3°4 LITERATURA
18/6/12
CERP DEL SUR
ATLÁNTIDA, CANELONES